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Los enigmas de los 127 kilos de cocaína del Juan Sebastián Elcano

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Un buque escuela de la Armada Española en misión internacional con 127 kilos de cocaína ocultos en sus tripas, sin que ninguno de sus cerca de 200 tripulantes repare en su existencia en cuatro meses de travesía. Tres marineros detenidos 60 días después de que los policías norteamericanos arresten a dos colombianos con otros 20 kilos de droga proveniente del mismo barco, y registros de la Armada y la Guardia Civil que sólo dan con la cocaína veinte días después de la detención de los supuestos traficantes en suelo español.

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Un alijo que pasó por varias capitales europeas a bordo del barco, y que a pesar de su precio - 1,87 millones de euros según el New York Post- presuntamente adquirieron en Colombia los tres marineros, que también fueron capaces de esconderlo en un buque teóricamente bien vigilado, aunque la Armada no explique qué controles realiza en estas embarcaciones, y se niegue a decir cuántos registros efectuaron en el Juan Sebastián Elcano hasta dar con los paquetes de cocaína, escondidos entre las velas de repuesto del barco.

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La Guardia Civil prevé realizar nuevas detenciones, pero se escuda en el secreto de sumario para no dar más detalles

"Es cuanto menos curioso", asegura Diego López Garrido, diputado del PSOE a Público. "Es un hecho muy grave, que esperamos sea puntual", añade Rosa Díez, líder de UPyD, que ya ha pedido explicaciones sobre las medidas a adoptar por Defensa para que no vuelva a producirse una situación similar. El Ministerio que dirige Pedro Morenés calla, como hace la Armada.

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También lo hace la Guardia Civil, responsable de la investigación, que defiende haber dado todos los datos que le ha autorizado a facilitar el juzgado militar que instruye la causa -sigue bajo secreto de sumario-. Sí reconoce que está previsto practicar nuevas detenciones, aunque rechaza hacer más precisiones sobre un caso que ha saltado a las páginas de la prensa internacional, y sobre el que hasta la fecha no ha habido más explicación que dos escuetas notas de prensa.

"Nos hemos enterado por los medios, nadie de Defensa nos ha explicado nada", critica López Garrido, insistiendo en que esta manera de actuar "lo que alimenta son las elucubraciones; cabe plantear todo tipo de hipótesis, y alguna será cierta", sostiene.

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"Es raro que entreguen 130 kilos de cocaína a tres marineros para que los metan en un barco supervigilado", explica a este diario un experimentado capitán de la marina civil que prefiere no hacer pública su identidad, y que se muestra reacio a creer que el oficial que estaba al mando cuando cargaron la droga en el buque no detectara lo que estaba ocurriendo.

Imagen del alijo hallado en el buque escuela, facilitada por la Guardia Civil

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"Lo de que escondieron la cocaína bajo la ropa no se lo cree nadie. ¿Cuántos viajes tuvieron que dar? ¿Cómo acercaron hasta el barco 147 kilogramos de cocaína, con un volumen de casi dos metros cúbicos, sin que nadie se diera cuenta? Tampoco entiendo cómo transportaron los 127 kilos restantes por toda Europa durante meses sin que nadie se diera cuenta, ni con qué dinero financiaron tres marineros con salarios relativamente bajos esa cantidad de droga", razona, recordando que las instituciones tampoco han revelado la identidad de los detenidos.

"¿Con qué dinero financiaron tres marineros con salarios relativamente bajos esa cantidad de droga?"

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El ministro de Defensa, Pedro Morenés, ha aprovechado las vacaciones estivales para hacer mutis por el foro y no aportar ninguna explicación sobre estos hallazgos, como ya le han exigido CiU, PNV y PSOE. "Creemos que tendría que haber comparecido por sí mismo, y además en el Parlamento; tendría que haber pedido comparecer ante la gravedad de lo que hay, y de lo que puede haber detrás", asegura López Garrido.

El Ministerio echa balones fuera, asegurando que Morenés no ha dado explicaciones "porque hay una investigación judicial sobre el tema", insistiendo en que no tiene previsto comparecer "en este momento", pero dejando abierta la puerta a que lo haga "cuando así lo reclame el Congreso", obviando el hecho de que la oposición ya ha reclamado su presencia en la cámara.

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El PSOE registró a principios de mes una pregunta escrita al Ejecutivo en la que le instaba a explicar "las circunstancias y antecedentes" en relación con el hallazgo de este alijo, además de reclamar la comparecencia del ministro ante la comisión de Defensa.

Unión Progreso y Democracia (UPyD) aún no ha decidido si exigirá que el ministro de explicaciones en sede parlamentaria, pero Rosa Díez ha formulado una segunda pregunta escrita al Ejecutivo, interesándose por los protocolos de registro a los que se someten los vehículos militares; protocolos que tanto Defensa, como la Armada y el Ejército de Tierra han rechazado explicar, a pesar de las reiteradas peticiones de información de este diario.

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En opinión de Díez, "urge una investigación y la determinación de responsabilidades", una idea que comparte con el diputado socialista. "Lo primero que tiene que explicar es cómo ha podido llegar hasta ahí ese alijo, y qué es lo que rodea a este caso en concreto. Además debe explicar por qué han fallado los controles que tiene que haber, más en un barco tan emblemático como Elcano, sobre todo cuando parece que podría haber antecedentes. ¿Cómo se inscribe ese hecho a toda una cadena de sospechas que viene de tiempo atrás? ¿Cuál es la extensión del asunto?", cuestiona López Garrido.

Rosa Díez: "Urge una investigación y la determinación de responsabilidades"

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Según el dossier de prensa sobre el buque elaborado por la Armada, el barco es "una embajada flotante", ya que su presencia "contribuye de forma notable a apoyar la política exterior de España", y a lo largo de sus 85 años de historia ha realizado innumerables viajes, antes de ser utilizado por estos marineros para el narcotráfico.

La Guardia Civil asegura que los tres tripulantes del Juan Sebastián Elcano "fueron captados por los colombianos a cambio de una dotación económica", cuando el barco fondeó en Cartagena de Indias, Colombia, entre el 14 y el 19 de abril.

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Cerca de un mes después, tras su paso por Nueva York (15 de mayo), la policía norteamericana detuvo a dos ciudadanos colombianos que transportaban 20 kilos de cocaína presuntamente entregados por los marineros detenidos, y las autoridades de EEUU procedieron a dictar una orden internacional de detención.

PSOE, CiU y PNV exigen la comparecencia de Pedro Monerés, ministro de Defensa

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Sin embargo, el barco siguió con la ruta establecida, y no fue hasta el 12 de julio cuando, a su llegada a Bueu (Pontevedra), una comisión judicial, agentes de la Guardia Civil y del Servicio de Seguridad Naval se personaron en la embarcación y arrestaron a los marineros , dos españoles y un ecuatoriano.

El hallazgo de la droga se retrasó otros 20 días, hasta el 2 de agosto, pero debieron pasar otras cuatro jornadas hasta que la Guardia Civil emitió un comunicado, asegurando que la cocaína estaba oculta entre las velas de reserva del barco, una zona a la que muy pocos marineros tenían acceso, entre ellos los dos españoles detenidos.

Defensa, la Armada y la propia Guardia Civil han rechazado también precisar el número de registros a los que sometieron el barco, evitando confirmar las informaciones de algunas publicaciones online, que aseguraban que las autoridades llevaron a cabo dos búsquedas infructuosas, hasta que a la tercera los agentes encontraron la droga.

El departamento de Delincuencia Especializada y Drogas de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil ha llevado el peso de la investigación, coordinada con el servicio norteamericano del Homeland Security Investigations (HSI) y las autoridades colombianas.

López Garrido: "Cabe plantear todo tipo de hipótesis, y alguna será cierta"

Las instituciones españolas han evitado también revelar el nombre de los tres marineros, actualmente recluidos en la prisión militar de Alcalá-Meco, imputados por delitos de tráfico de drogas empleando para la comisión buques o dependencias militares, por lo que podrían afrontar condenas de hasta seis años de cárcel.

Varios diarios aseguran también que los detenidos cobraron 3.800 euros por cada kilogramo de cocaína que lograron introducir en el buque, fraccionada y disimulada bajo la ropa, pero nadie ha sido capaz de aclarar cuál era el destino final de esta droga.

El último caso de contrabando de estupefacientes en el Ejército a un nivel similar se remonta a 2008, cuando dos cabos fueron acusados de transportar 224 kilos de hachís con una patrullera de la Armada. En 2013 fueron condenados a cinco años de cárcel y esta información fue publicada por la prensa, pero no todos los casos trasciendan a la opinión pública, como hace patente el elevado número de enigmas que rodean el inesperado hallazgo en el corazón del barco escuela de la Armada.

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