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Enfrentamientos en un acto de denuncia por los fusilados de Poyales

La Guardia Civil tuvo que intervenir tras un enfrentamiento en un acto contra la decisión del alcalde de destruir un sepulcro republicano

DIEGO BARCALA/ PATRICIA CAMPELO

Los habitantes de Poyales del Hoyo (Ávila, 620 habitantes) han hablado más de su pasado en una semana que en los últimos 75 años. La decisión del alcalde del PP, Antonio Cerro, de destrozar, el sábado 30 de julio, una tumba construida en 2002 que homenajeaba los restos de diez vecinos del pueblo fusilados en 1936, ha dejado al descubierto las heridas del pueblo aún sin cicatrizar. Un acto de protesta convocado ayer por varias asociaciones, entre ellas, el Foro por la Memoria, contra la decisión del primer edil se convirtió en dos horas de batalla verbal y física hasta que la Guardia Civil disolvió la tensión.

A las 12 de la mañana, un grupo de 40 simpatizantes del Foro por la Memoria se reunió en la plaza de Poyales para leer un comunicado tras una pancarta que reivindicaba: “Somos los nietos de los obreros que no pudisteis matar”. La hora coincidió con la salida de misa. Los feligreses, que habían sido agitados por los partidarios del alcalde durante los días previos, tomaron la protesta como un acto de agresión externa, tal y como lo describen algunos de los vecinos del pueblo contrarios a la polémica actuación del alcalde.

«Somos los nietos de los obreros que no pudisteis matar», decía una pancarta

“En este pueblo hubo entre 30 y 40 muertos franquistas durante los primeros días de descontrol posteriores al 18 de julio”, recuerda un vecino que prefiere ocultar su identidad por temor a represalias. “Pero después de esos días, con la derecha en el poder, se produjo un enfrentamiento entre los falangistas y los requetés por tomar el mando que supuso que se fusilaran entre 70 y 75 personas”, añade.

 Las víctimas franquistas del pueblo conservaron durante toda la Dictadura sus honores con placas en la iglesia que recuerdan que murieron “a manos de las hordas marxistas”. Y los republicanos empezaron a ser recordados hace apenas diez años. En 2002, fueron recuperados los cuerpos de tres mujeres fusiladas en diciembre de 1936. Sus restos fueron llevados al cementerio gracias a la cesión de un espacio por parte de la anterior alcaldesa del PP. En abril del pasado año se completó ese espacio con los restos de otros siete represaliados. Fueron enterrados con dignidad, para felicidad de sus descendientes y depositados bajo una lápida con una paloma de la paz, tras ser rescatados de dos cunetas.

El enfrentamiento terminó con la pancarta rota y con el megáfono de los que pretendían leer el comunicado por los suelos. 'Costó mucho sacar los cuerpos de donde estaban para ahora encontrarnos en una situación parecida', denuncia el británico Yash Paul Gosaian, bisnieto de Pilar Espinosa, una de las mujeres fusiladas cuyos restos fueron recuperados en 2002.

Foto: Momento en el que los operarios del ayuntamiento rompían la fosa que rendía homenaje a los fusilados de Poyales./La Memoria Viva. 

Algunos de los manifestantes pusieron una denuncia contra los concejales del PP local por impedirles el derecho a la libertad de expresión. En la denuncia, presentada en el juzgado de Arenas de San Pedro, presentaron vídeos en los que se aprecian amenazas verbales como la siguiente: '¡Si Franco estuviera vivo, os cortaría la cabeza, rojos de mierda!'

El alcalde Antonio Cerro declaró a Efe que tomó la decisión de reenviar los restos a la fosa, sin avisar a las familias, porque estaban 'llenos de agua y barro'.

El que fuera alcalde de Izquierda Republicana de Poyales en 1936 sigue desaparecido en una fosa común. Sus tierras, confiscadas tras el golpe de Estado, fueron subastadas y hoy siguen perteneciendo a los vecinos a quienes les fueron adjudicadas.

 Monolito en Memoria de las tres mujeres de la curva del Esparragal en el lugar de la fosa comun exhumada en 2002. /La Memoria Viva

En esta zona de la provincia de Ávila se suceden con frecuencia episodios en contra de la memoria de las víctimas del franquismo. En junio, el alcalde de Pedro Bernardo fue denunciado por impedir el acceso al cementerio municipal para rendir un homenaje a los fusilados de ese municipio abulense.

Semanas antes, un monumento en el camposanto de Candeleda, donde fueron desenterrados en 2010 un grupo de represaliados fusilados en una fosa común, apareció con pintadas de símbolos franquistas como el yugo y las flechas. 

Una concejal socialista del cercano pueblo de Pedro Bernardo fue amenazada por tomar la iniciativa de retirar una placa que recordaba sólo a las víctimas franquistas de la Guerra Civil con el lema 'José Antonio Presente'.

En Poyales, el monolito en memoria de las tres mujeres rescatadas de la fosa común en 2002, ubicado en el lugar del enterramiento, presenta desde hace tiempo varias pintadas ofensivas. 

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