Empar Pineda, “lesbiana porque sí”
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Es una mujer de maneras suaves, voz dulce y aspecto frágil, en la que cuesta reconocer a la protagonista de las historias que narra, como si hubieran ocurrido ayer, sin que se le borre la sonrisa de la boca. Porque, pese a su apariencia de personaje de cuento de princesas, Empar Pineda (Hernani, 1944) es una guerrera que suma más de medio siglo de combate contra el fascismo derrocado y a favor de la igualdad… aún por conquistar.
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“Voy a hacer 71 años”, comienza el relato con la advertencia de que llegó al mundo el mismo año “que tuvo la desgracia de ver el nacimiento del Banco Mundial”. De familia vasca, catalana y castellana a tercios iguales, a quien primero recuerda es a su aitona, “un curandero, socialista, que fue quien, en el año 36, levantó los votos para el Frente Popular en todo el Valle del Urumea”.
Y entre tanto lío –con visita incluida a la siniestra Dirección General de Seguridad- Empar conoció a una “roja, muy roja, muy roja” que le enseñó a encontrar su propia identidad. “Yo le conté mi vida; que tenía más amigas que el resto y ella me contestó: ‘Déjate de más amigas que más amigos, tu eres una lesbiana de tomo y lomo’. No sabes la tranquilidad que sentí al identificarme con algo que existía, porque yo no tenía ni idea”.
“Me pone malísima la gente que va de víctima por el mundo. Nosotras teníamos que inventar unas estrategias para vivir, teníamos toda una red detrás de lesbianas”
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“Entonces era muy fácil crear organizaciones; no hacía falta más que juntarse los que cabían en un taxi. Así que tras crear la FC, nos unificamos con una organización de Euskadi que había sido escisión de ETA: el Movimiento Comunista de Eugenio del Río”. Y la unión terminó con una temporada en la prisión donostiarra de Martutene.
"Caer del lado del feminismo”
En el año 74, por necesidades del partido, Empar fue trasladada a Barcelona y allí se le presentaría un nuevo frente de batalla, el gran cambio de su vida. “1975 fue declarado por la ONU ‘Año Internacional de la Mujer’ lo que supuso el nacimiento del movimiento feminista a nivel mundial. Muerto Franco, en mayo de 1976 se organizaron en Barcelona las Jornades Catalanes de la Dona. Nos juntamos 3000 mujeres, aquello fue tremendo; era la primera vez que las mujeres juntas hablamos de todo: de lesbianismo, de derechos, de femininismo. Para mí aquello fue, de repente, caer del lado del feminismo”.
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Un antes y un después, porque Pineda –criada en el matriarcado de Hernani en el que su madre se hacía cargo del caserío, de la carnicería de la familia- descubre la subordinación de la mujer en todos los ámbitos de la vida. “Fue un descubrimiento tremendo. Tanto que, a partir de ese momento, el mundo tiene para mí otro enfoque: el de una sociedad estructurada sobre la base de la marginación de las mujeres y la consideración de que la heterosexualidad es la normalidad”.
“Hay una labor inmensa por hacer contra la violencia machista, la brecha salarial, la mínima participación del hombre en las tareas domésticas y contra la labor castrante de la Iglesia”
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La Comisión se volcó en dar charlas sobre sexualidad, en ayudar a las mujeres que tenían que viajar al extranjero para abortar o en organizar movilizaciones como el frustrado globo aerostático con el que pretendían acompañar por el cielo de Madrid la visita de Juan Pablo II. También fueron las resonsables de organizar la Marcha a La Moncla, cuando cuando el PSOE de Felipe González preparaba la Ley del Aborto del 85, “que se quedó tan, tan, corta”, se lamenta Empar. “Era el momento de haber dado un paso real, fuerte, y se quedó en un acto de cobardía”.
Orgullo de Isadora
Despenalizado el aborto, y tras el nacimiento de Dator, en el año 93 se crea en Madrid la clínica Isadora, la primera clínica abortista con una vocación social que atiende a mujeres sin posibles para abortar. La exdiputada Marisa Castro, entonces directora, le ofreció a Empar la posibilidad de hacerse cargo de una de las responsabilidades que más satisfacciones y más razones de orgullo le han dado en su cruzada. “Toda la vida peleando por el derecho al aborto… imagínate: aquello fue maravilloso”. Pero también, quizás, una de las emboscadas más dolorosas.