El Ejército toma las calles de Urumqi
Los antidisturbios tratan de contener la violencia. Uigures y 'han' se manifestaron hoy por las calles de la capital de Xinjiang
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La violencia vuelve a tener por cuarto día consecutivo su escenario en las calles de la provincia china de Xinjiang aunque el Ejército, la policía y los paramilitares chinos se han desplegado por Urumqi, la capital, intentando contener la tensión. Centenares de uigures volvieron a protestar por la represión en Urumqi y la cacería de los ciudadanos de la etnia han contra ellos. Según la agencia AFP, los manifestantes se pertrecharon de palos, tubos y piedras para defenderse. Reuters informó de que los antidisturbios tuvieron que controlar a una masa de unos 1.000 'han' que también marcharon por las calles de Urumqi. El presidente chino, Hu Jintao, que se encontraba en la cumbre del G-8 en Italia, regresó este miércoles a Pekín para seguir de cerca los disturbios.
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Las fuerzas de seguridad decretaron un toque de queda durante la noche después de que los chinos han lanzaran ayer una verdadera persecución contra los uigures. Desde los helicópteros militares, el Ejército trató de avisar a la población para que no saliera de sus casas. Los enfrentamientos han dejado más de 150 muertos, 1.000 heridos y 1.400 detenidos. Los uigures, chinos musulmanes, protestan por los excesos del Gobierno y la histórica represión a la que se han visto sometidos.
El Gobierno acusó ayer a Rebiya Kadeer, líder de los musulmanes chinos en el exilio, de fomentar las revueltas. Kadeer, empresaria uigur que estuvo encarcelada en China antes de exiliarse a EEUU, desmintió estar detrás de ningún tipo de violencia y condenó la represión de la Policía china contra los manifestantes.
Miembros de la etnia 'han' apalean a un uigur. AFP
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La Policía dice que los enfrentamientos del domingo comenzaron por una pelea entre uigures y han en una fábrica en el sur de China por el rumor de que unos uigures habían violado a dos mujeres. La policía ha detenido a 15 personas por el altercado en la fábrica, incluidos los dos que propagaron rumores por Internet.
"Si un agravio se venga con otro, no habrá final", dijo el diario estatal China Daily, editado en inglés, en un editorial. "La sangre por sangre es incompatible con el imperio de la ley y sólo llevará a un ciclo vicioso de daño y venganza".
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El acceso a la ciudad por Internet fue bloqueado el miércoles excepto en el centro de negocios y un hotel donde se alojan correspnsales extranjeros.
Los negocios de Urumqi amanecieron hoy con cristales rotos, instalaciones destrozadas, y sus habitantes uigures dominados por el pánico, aunque algunos de ellos se han atrevido a salir a la calle y hablar con los periodistas, según EFE. "Los disturbios del domingo estaban orquestados", aseguró uno de los vecinos uigures del barrio, quien declaró que esta etnia siempre ha vivido "pacíficamente" en Urumqi y "no tiene nada en contra de los chinos han".
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Los vecinos dijeron no obstante la población uigur estaba furiosa por el hecho de que el Gobierno chino intentara ocultar el linchamiento de uigures el 26 de junio en una fábrica de la provincia de Cantón (sur), incidente en el que murieron dos personas y que encendió la mecha para la violencia del 5 de julio. "Nos tuvimos que enterar por Internet", se lamentaron, justificando las protestas pacíficas de estudiantes el domingo pidiendo que Pekín contara la verdad y castigara a los culpables.
Uigures y chinos coinciden en que la cifra de muertos el 5 de julio es muy superior a la que da el Gobierno, y los primeros señalan que en los incidentes de ayer, en los que los chinos buscaban "venganza", también hubo al menos cuatro fallecidos.