Dos de cada cinco pacientescon una fractura pélvica debido a un traumatismo violentopadecen disfunción sexual.
La incidencia de la disfunción sexual después de ese tipode fractura fue del 34,5 por ciento (entre el 14 y el 72 porciento) y similar en hombres (con el 35,9 por ciento) y mujeres(con el 39,6 por ciento).
El equipo del doctor Peter V. Giannoudis, de Leeds TeachingHospitals, del Reino Unido, revisó 23 estudios sobre un totalde 1.462 pacientes.
El estudio buscó determinar la incidencia de la disfunciónsexual, la existencia de factores de riesgo asociados, losmétodos de evaluación de la función sexual, el momento de laevaluación y el manejo de la disfunción sexual después de untraumatismo pélvico violento, según publica en su edición eninternet The Journal of Urology.
La disfunción sexual masculina se define en general comoimpotencia o imposibilidad de tener una erección, mientras quela disfunción sexual femenina se caracteriza por la disminucióndel placer sexual, la aparición de dispareunia (o relaciónsexual dolorosa) u orgasmos menos frecuentes.
En la mayoría de los casos, la función sexual se habíaevaluado después de nueve meses en los hombres y después de porlo menos un año en las mujeres.
La gravedad del traumatismo (según la Escala de Gravedad dela Lesión o ISS, por sus siglas en inglés) y el tipo defractura pélvica estuvieron significativamente asociados con lacomplicación de la disfunción sexual, como el traumatismourogenital y la edad.
Por otro lado, la disfunción sexual no estuvo relacionadacon algún tipo de cirugía de las lesiones en las estructurasóseas o viscerales de la pelvis.
"Debería evaluarse la disfunción sexual en ambos géneros",concluyó el equipo.
"Un período mínimo de un año sería adecuado para larecuperación y la evaluación de la función sexual de lospacientes con fractura pélvica", señalaron los autores, queañadieron que "debería considerarse un período máximo de tresaños después de la lesión para evitar la influencia de losproblemas asociados con la edad en los resultados obtenidos.
FUENTE: Journal of Urology, online 15 de abril del 2011
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