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El desorden interno de la CEOE castiga el diálogo social

Cuatro despachos externos prepararon la propuesta patronal sobre los convenios

 

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El fracaso del Diálogo Social no es fruto únicamente de la mano de la patronal madrileña, señalada directamente desde las centrales sindicales, sino la consecuencia del desorden interno y la lucha de poder que reina en la CEOE desde que Gerardo Díaz Ferrán llegó en 2007. Desde luego, el papel de CEIM, la confederación empresarial madrileña, ha sido clave, porque su dimensión y capacidad de influencia la convierten en el núcleo duro del corazón empresarial.

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Desde su ubicación (CEIM comparte edificio con la CEOE, y Arturo Fernández tarda en llegar al despacho de Juan Rosell lo que tarda el ascensor) hasta su ligazón política (ha sido el principal puente de la patronal con el PP de Esperanza Aguirre desde hace años), su poder en la organización es enorme. Antes de Fernández, Díaz Ferrán era el líder de los empresarios madrileños y su "cojonuda" relación con Aguirre se canalizó mediante la trama Fundescam, a la que Díaz Ferrán donó 246.000 euros cuando era presidente de la CEIM. Aguirre cuenta además en el interior de la institución con gente de su plena confianza. Así, la aún Consejera de Empleo y electa alcaldesa de Pozuelo de Alarcón, Paloma Adrados, fue responsable de Relaciones Internacionales de la CEOE, y su hermano Román sustituye al propio Rosell al frente del Departamento de Estrategia, lo que le sitúa en un puesto máximo de confianza en la organización.

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Cuatro despachos externos prepararon la propuesta patronal sobre los convenios

La influencia de los hermanos Adrados ha levantado las sospechas sobre el papel de la Comunidad de Madrid en el retraso de la denuncia por acoso laboral contra el director del departamento de Relaciones Laborales y responsable directo de las conversaciones en la negociación colectiva, José de la Cavada. La causa, que ha sido ya pospuesta dos veces y dilatará el proceso casi dos años, es otro de los factores de la inestabilidad interna de la CEOE, ya que tiene prácticamente desmantelado el departamento que justamente debería haber elaborado la propuesta de la patronal sobre los convenios. La denuncia de los trabajadores contra su jefe, De la Cavada, ha llevado a una crispación interna tal que los empleados no se tratan con quién debía representar en las negociaciones a la CEOE.

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Esto a su vez ha conducido a otra situación que también ha levantado ampollas en la organización: se ha encargado a cuatro despachos externos la redacción de la propuesta empresarial, algo que muchas patronales no ven con buenos ojos. Baker and Mckenzie, Cuatrecasas, Garrigues y la consultora McKinsey han sido los encargados de formular las propuestas de los convenios, ante la imposibilidad de que el personal interno, dirigido por De la Cavada, pudiera coordinarse como se espera de una sección con esta relevancia.

Andalucía y Catalunya tampoco querían que el pacto saliese adelante

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Este río revuelto ha sido un lugar óptimo para que algunas patronales pescasen a raíz del descalabro del PSOE en los comicios del 22-M.

Las otras dos organizaciones en importancia, la de Catalunya y la de Andalucía, han ejercido también sus influencias para que el pacto no saliese adelante. Santiago Herrero, encargado del Diálogo Social con Díaz Ferrán y patrón de Andalucía, ha maniobrado para impedir el acuerdo, en parte como un desplante por la indiferencia hacia él de Rosell, pero también para ganarse el favor del PP de Javier Arenas. La buena relación de Herrero con el Gobierno del PSOE andaluz le pone ahora pendiente de un hilo ante el posible cambio de color en la autonomía, por lo que el dirigente empresarial se ha apresurado a desvincularse de su pasado pactista con los socialistas. Por su parte, Foment del Treball también ha recibido las presiones del nuevo Gobierno de CiU, que en materia laboral exhibe su posición conservadora.

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Unos y otros han conseguido que Rosell claudicara en firmar otro acuerdo que se sumara a su currículo pactista, una fama que le precedía a la hora de dirigir la organización catalana y al que ha tenido que renunciar (solo fracasó cuando intentó fusionar Foment con la patronal de pymes Pimec), informa Dani Cordero. Ahora, le interesaba más mantener la estabilidad interna de la CEOE y su presidencia que intentar un pacto social que le iba a dejar en mal lugar.

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