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Desarticulada en Madrid una secta religiosa que cometía abusos sexuales

La Guardia Civil ha detenido al fundador de 'los miguelianos' y a su mano derecha. Cometían violaciones con el pretexto de la sanación y hacían a sus víctimas entregarles "fajos de billetes de 500 euros"

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La Guardia Civil ha detenido a Feliciano Miguel Rosendo Silva, el fundador de la secta Orden y Mandato de San Miguel Arcángel, y a la "monja" Marta Paz Alonso, tras el registro de una vivienda en la localidad madrileña de Collado Villalba.

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Están acusados de los delitos de asociación ilícita en concurso con organización criminal, abusos sexuales, blanqueo de capitales, y contra la integridad moral y contra la hacienda pública, según señalaron fuentes de la investigación.

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Miguel Rosendo y Marta Paz, que no ha sido ordenada dentro de la jerarquía de la Iglesia y a la que los investigadores consideran "su mano derecha", han sido arrestados en el marco de la operación El Edén, tras las investigaciones llevadas a cabo sobre las actividades de esta organización.

Todo ello después de que exmiembros y familiares de los adeptos aseguraran ayer que se cometían abusos sexuales, físicos y psicológicos, y se enriquecían ilícitamente a su costa.

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En esta operación, la Guardia Civil se ha incautado durante el registro de 4.000 euros, diversa documentación, material informativo y dos vehículos.

Los investigadores tenían conocimiento de que Rosendo y miembros destacados de esta secta iban a mantener una reunión en ese municipio madrileño, por lo que se trasladaron a la casa del detenido, en la que los agentes comenzaron un registro que se prolongó desde las once de la mañana hasta las cinco de la tarde.

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Las actuaciones abiertas contra la organización por asociación ilícita han sido declaradas secretas por el Juzgado de Instrucción 1 de Tui (Pontevedra), según ha informado el Tribunal Superior de Justicia de Galicia.

Rosendo fue apartado de la Diócesis de Tui Vigo por "conducta moral inapropiada", ya que durante años tuvo "engañados" tanto a sus correligionarios como a la propia Iglesia, llegando a aglutinar a unas 400 personas, según denunciaron ayer familiares y exadeptos.

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Marta Paz Alonso, de 29 años, es una de las llamadas 'monjas miguelianas', que se hizo famosa dentro del ámbito religioso por actuar en el coro musical de la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel para el papa Benedicto XVI durante las Jornadas Mundiales de la Juventud celebradas en Madrid en 2011.

Su padre Carlos Paz relató que él mismo y su mujer, Concha Alonso, estuvieron involucrados en el grupo durante casi dos décadas, y que al salir no pudieron convencer a su hija, de la que dicen que le han "comido el coco".

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Quienes durante años siguieron los pasos del fundador de la Orden y Mandato de San Miguel han descrito episodios de abusos sexuales, físicos y psicológicos, así como el enriquecimiento ilícito de Rosendo a su costa.

Según recoge el informe de un investigador que contrataron estas familias, Rosendo ha mantenido relaciones sexuales, en las que también han participado ordenados "miguelianos", con varios súbditos bajo el pretexto de ritos de sanación.

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A algunas de las mujeres, a las que convencía de que eran "escogidas por Dios", les ordenaba tomarse todos los días una pastilla sin desvelar su composición ni finalidad, según el colectivo que ha denunciado los hechos. Una de las presuntas víctimas de los abusos sexuales declaró que el líder de la orden le aseguró que por su semen le llegaría el cuerpo de Cristo, y que de esa manera la purificaba.

Los denunciantes también fueron testigos del "trasiego" de sobres con "fajos de billetes de 500 euros", que siempre tenían que pasar por la supervisión del líder, y que hubo entregas de hasta 160.000 euros.

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La Orden y Mandato de San Miguel Arcángel, que en su día llegó a a acoger a 400 adeptos, sufrió una desbandada tras ser apartado cautelarmente por la Diócesis de Tui Vigo Miguel Rosendo, que se trasladó a Madrid junto a sus seguidores más fieles y allí fundó La Voz del Serviam.

Hoy integran la orden 27 miembros llamados "exploradores", seglares laicos que realizan su labor de apostolado en la Diócesis de Tui-Vigo, y cuatro "consagradas miguelianas", una especie de monjas que no son tales y que atienden una residencia geriátrica en Bustarviejo (Madrid).

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