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¿Delgada línea entre el amor y el odio? La ciencia sabe por qué

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Por Michael Kahn

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Suele decirse que del amor al odio hayun solo paso y ahora los científicos creen saber por qué.

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Controles cerebrales en personas demostraron que lasimágenes de los individuos que odiaban revelaban un patrón deactividad cerebral que se producía en parte en áreas tambiénactivadas por el amor romántico, dijeron el miércoles SemirZeki y John Paul Romaya, del University College de Londres.

"Este vínculo explicaría por qué el amor y el odio estántan íntimamente relacionados uno con otro en la vida",señalaron los investigadores en la revista PLoS One.

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"Nuestros resultados muestran que hay un patrón único deactividad en el cerebro en el contexto del odio", agregaron.

En su estudio, los expertos mostraron a 17 hombres ymujeres fotografías de algunas personas que los voluntariosdecían odiar, junto con las de tres rostros familiares yneutrales.

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Los individuos odiados eran ex parejas o rivales laborales,excepto en un caso en el que se trataba de un político famoso.

Los controles cerebrales identificaron un patrón deactividad en diferentes zonas del cerebro que losinvestigadores llamaron "circuito del odio", que se activabacuando las personas veían las fotos de quienes despreciaban.

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El denominado circuito del odio incluye estructuras en lacorteza y la subcorteza cerebral y representó un patróndistinto al de emociones como el temor, el miedo y el enojo,manifestó Zeki en una entrevista telefónica.

Una parte del cerebro que se activó fue una zonaconsiderada crucial a la hora de predecir las acciones de otraspersonas, algo que resultaría clave cuando se confronta conalguien odiado, indicaron los expertos.

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También se produjo actividad cerebral en el putamen y laínsula, dos áreas que se activan cuando las personas observabanlos rostros de una persona amada. Los científicos hanrelacionado las regiones con la acción agresiva y lassituaciones angustiantes, explicó Zeki.

Pero hubo, a la vez, diferencias importantes. Una mayorparte de la corteza cerebral, una zona relacionada con eljuicio y el razonamiento, se desactiva con el amor, encomparación con el odio.

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Aunque ambas emociones son pasiones muy demandantes,sucedería que las personas enamoradas suelen ser menos críticasy juiciosas con sus parejas pero necesitan mantener su atencióncuando lidian con un rival odiado, explicaron los autores.

"Es más probable que en el contexto del odio, quien losiente quiera ejercitar el juicio a la hora de calcular losmovimientos para (causar) daño", señaló Zeki en un comunicado.

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