Defiende un cambio urgente de modelo
Zapatero rechazó de forma tajante el abaratamiento del despido
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El presidente del Gobierno aterrizó ayer en el Congreso con la cartera repleta de argumentos. Seguro de sí mismo, José Luis Rodríguez Zapatero fue poco a poco desgranando medidas y razones encaminadas a desmontar los reproches de sus rivales. Salió a marcar posiciones, a no dejarse apabullar por la avalancha de críticas que todos los grupos le habían anunciado. Y lo articuló todo en torno a una idea que no se le cayó de la boca durante todo el día: el cambio de modelo es "inaplazable".
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Desde el inicio de su discurso, Zapatero reconoció ante el hemiciclo la falta de puntería en las previsiones económicas del Gobierno español, pero rechazó de plano cualquier intencionalidad. "Ni engañé ni oculté la crisis para ganar las elecciones", le aseguró al portavoz catalán, Josep Antoni Durán Lleida. El presidente aprovechó también para deslizar una crítica que escoció a Rajoy: "Usted siempre justifica sus derrotas diciendo que yo engañé. Ya lo hizo en marzo del 2004 con el 11-M ".
No acabó ahí. En al menos tres ocasiones acusó al PP de "jalear" la crisis. "Usted no tiene ningún interés en luchar contra la crisis, sino en servirse de ella para ganar posiciones políticas", acusó a Rajoy.
Reconocido el error de diagnóstico, Zapatero defendió que es el momento de la austeridad anunció un ahorro de 2.500 millones en este año, el trabajo y la búsqueda de un nuevo modelo.
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Esa última idea lo absorbió todo. Cada una de las once medidas que anunció se inspiraron en esa nueva economía, más justa y sostenible. El presidente incluso relacionó el rechazo tajante a una reforma laboral con el cambio de modelo. A su juicio, la precariedad del empleo es consecuencia directa del peso que ciertos sectores mantienen en la economía.
En todo caso, retó a Rajoy a explicar qué tipo de reforma propugna su partido. Ante el silencio del líder conservador, Rodríguez Zapatero marcó límites: "Si son propuestas de abaratar el despido, eso no va a pasar. El Grupo Socialista nunca las apoyará".
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El presidente tampoco quiso dejar pasar el negro escenario de las pensiones pintado por el presidente del PP. "Si usted fuera responsable, tranquilizaría a los pensionistas", le afeó. El líder socialista recordó que el fondo de la Seguridad Social alcanza los 58.000 millones y seguirá creciendo. La tasa de cotizantes frente a pensionistas es, pese al aumento del paro del 2,7, "la mayor de la democracia", lo que permitirá, según Zapatero, que 2009 se vuelva a cerrar con superávit. "Este Gobierno seguirá subiendo las pensiones mínimas", zanjó remitiendo cualquier discusión al respecto al marco del Pacto de Toledo. También avanzó que el acuerdo sobre financiación autonómica podría estar listo antes del 15 de julio.
En todo momento, Zapatero trató de llevar el debate hasta su terreno. Consciente de que Mariano Rajoy cargaría contra la reducción de desgravaciones en la compra de viviendas, el presidente convirtió la polémica en una discusión sobre el boom inmobiliario. "En la última década, los precios se duplicaron", explicó al tiempo que restaba responsabilidad a su Gobierno. Zapatero defendió que el origen del boom se produjo en 1999 bajo el Gobierno de José María Aznar.
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El cambio de tercio llegó con los grupos catalanes. Fue entonces cuando la financiación tomó el protagonismo del debate. Y el presidente desplegó entonces todos sus encantos. Ya en su discurso inicial había dado una fecha para la reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera, el 15 de julio, pero por la tarde concretó algo más su anuncio. "Catalunya tendrá la mejor financiación de su historia", anunció. Según el presidente, por primera vez la comunidad estará por encima de la media en financiación per cápita.
El guiño a Catalunya no quedó ahí. Además de la financiación, Zapatero se comprometió a resolver sus otros dos problemas estructurales: las infraestructuras y el reconocimiento de su identidad.
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El discurso del presidente del Gobierno también repasó otros temas. Ofreció un gran pacto en favor de la educación y reiteró el "objetivo crucial e inaplazable" que la modernización de la Justicia representa para el Ejecutivo socialista.
También el terrorismo protagonizó un amago de enfrentamiento. Después de que Zapatero asegurara que el fin de ETA está "más cerca", Rajoy aseguró que su partido apoya la "rectificación" en materia terrorista. El presidente saltó inmediatamente: "Le insto a no volver a mencionar rectificaciones".
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La tribuna de invitados deparó una imagen poco frecuente. La mujer de Zapatero, Sonsoles Espinosa, siguió el duelo de su marido con Rajoy al lado de Esperanza Aguirre. Como única coincidencia, Aguirre reveló después que ambas comentaron que “se oía muy mal” el debate desde sus asientos.