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La defensa del estilo como motivación

España debuta ante la débil Nueva Zelanda con Alonso y Cesc en el once.

L. J. MOÑINO

Antes de partir hacia Suráfrica no había caras largas entre los internacionales españoles en la concentración de Las Rozas.

Tampoco se atrevieron a aseverar que la Copa Confederaciones tiene muy poco que aportarles en términos de prestigio. Ni se les escuchó que les sobra esta competición fantasma tras el desgaste físico y mental de una temporada sobrecargada.

Emana del grupo de Del Bosque la necesidad defender el atractivo estilo que les entregó la Eurocopa y el liderazgo y la admiración del fútbol mundial. Esa es la motivación que empuja al a selección y con ella se estrena hoy en Rustenburgo ante la débil Nueva Zelanda.

Como el torneo en general, este partido se juega más en la cabeza de los hombres de Del Bosque que en la pizarra.

No hay mayor peligro para España que la bajada de la tensión competitiva guiada por su superioridad. No se espera mucho de Nueva Zelanda, salvo que corra a destajo y trate de encajar el menor número de goles posibles.

Hay tanta distancia de fútbol entre una selección y otra como de kilómetros entre ambos países. España juega a tocar la pelota y los neozelandeses a perseguirla.

Sin Senna ni Iniesta en la expedición, en proceso de recuperación, sus bajas abren hueco en el once a dos futbolistas muy especiales. Xabi Alonso es más armador que Senna. Está un peldaño por encima en desplazamientos largos de balón y en rapidez mental para hacerlo circular. No tiene el físico de Senna, pero tampoco es un endeble. Se ha endurecido en la exigente ida y vuelta del fútbol inglés.

Un triunfo convincente de España en el torneo, en el que a priori tiene que pasar por encima de Brasil e Italia, podría perfilarle como titular en lo que resta de fase de clasificación y presentarse en el Mundial como indiscutible. Existe debate entre si el juego de los campeones de Europa sería más brillante con Alonso que con Senna en el campo.

El otro emergente es Cesc. La ausencia de Iniesta es sensible por el caudal de fútbol que genera, pero la presencia del capitán del Arsenal en momentos puntuales ha sido un gran valor añadido. En la Eurocopa, cuando España pasaba a jugar con un solo punta, sus apariciones fueron estelares.

La semifinal con Rusia, el partido perfecto en términos de toque, tuvo en Cesc a uno de sus máximos exponentes. 'Siempre ha sido muy difícil hacerse un hueco en el equipo', confiesa Cesc, que se sabe, como Alonso, ante una gran oportunidad para consolidarse en el once de los campeones de Europa.

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