Mientras la peinan (la sentencia del Estatut en el Tribunal Constitucional) el cruce de SMS de contenido político entre diputados en el Pleno del Parlament durante el debate de política general ha sido uno de los grandes temas de la agenda política catalana de los últimos días. A las tertulias de radio y televisión, artículos y quejas más o menos públicas de políticos, se sumó ayer una declaración institucional del presidente de la Cámara, Ernest Benach, la segunda autoridad de Catalunya.
La polémica empezó el miércoles pasado a primera hora de la mañana. Las tertulias y círculos políticos de Barcelona se desayunaban con un detalle de la información de Público sobre el discurso de José Montilla en la sesión inaugural del debate. El texto lo ilustraba una fotonoticia captada por Edu Bayer que acompaña también este reportaje. Es la BlackBerry de Jaume Bosch, presidente del grupo de ICV-EUiA. Durante el discurso de Montilla había recibido un SMS de Joan Saura, número tres del Govern, preguntándole por el 'tostón' de la intervención del president. En su respuesta, el veterano diputado opinó que Montilla había empezado bien, pero que después soltó un 'rollo' poco sensible con los que sufren por la crisis.
Benach reprueba la publicación de las fotos, pero no tomará medidas
Dos días después, Avui desvelaba otro SMS. En este caso del presidente del grupo del PP, Daniel Sirera. Abría la sección de Política y lo llevaba a su portada con la frase literal de Sirera, dirigida a su compañera Carina Mejías. 'Este partido es una mierda', afirmaba sobre el PP, según la imagen captada de la pantalla de su terminal. Era su argumento para justificar que, en su día, aceptara no presentarse para seguir al frente del partido en Catalunya al verse sin apoyos para vencer a Alicia Sánchez Camacho, escogida desde Madrid.
Sirera montó en cólera y aún medita si emprenderá acciones legales contra el rotativo por lo que considera un atentado contra su intimidad. La dirección del PP ha aprovechado el asunto para instarle a dimitir de sus cargos.
Y ayer, Ernest Benach saltó a la palestra tras recibir informes de los servicios jurídicos de la Cámara. Con apoyo de la Mesa y de los grupos, compareció para calificar de 'reprobable' el comportamiento de Público y Avui, al entender que puede constituir 'una intromisión ilegítima en el derecho a la intimidad'. El Parlament descarta medidas legales e insta a los afectados a que, si así lo desean, lo hagan 'como personas físicas privadas'.
Después de que Benach apelara a la 'responsabilidad' y 'sentido común', pero desestimara limitar el trabajo de los fotoperiodistas en el hemiciclo como sugerían algunos, Jaume Bosch hizo público un comunicado descartando medidas contra este periódico al considerar 'satisfactorio' el anuncio de la apertura de un 'proceso de reflexión' por parte del Col·legi de Periodistes, que ante un fenómeno novedoso ha pedido fijar posición al Consell de la Informació de Catalunya.
Y es que la frontera entre información e intimidad se adivina difusa y los especialistas señalan que no sólo es cuestión de 'qué se trata', sino también de 'cómo se trata'. Los hay que, como el catedrático de Derecho Constitucional Francisco Balaguer, señalan una divisoria entre el caso de Bosch y el de Sirera. 'Uno es una anécdota y el otro ha afectado directamente al político', señala el catedrático, que es partidario de preservar el secreto de las comunicaciones aunque sean en un espacio tan público como el Parlament y pese a que no haya doctrina clara.
Julià Castelló, de la comisión de defensa y ética del Col·legi de Periodistes, apunta a que hubo 'imprudencia' por parte de ambos diputados. En todo caso, considera que, pese a que el Parlament no hizo distinción, Público dio un trato 'anecdótico' al SMS entre Saura y Bosch y Avui optó por un contenido 'más sensacionalista'. Castelló asegura que los periodistas 'tienen obligación de ser indiscretos' y que si el límite se sobrepasa ya decidirá la Justicia.
La presidenta de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España, Magis Iglesias, asegura que la publicación no le parece 'bien', pero tampoco es 'ilegal'. Recuerda que los diputados están sometidos a las cámaras y deben tener en cuenta 'que están en un sitio público como personas públicas y, si no, que no envíen SMS'. Una polémica que se ha agrandado y que recuerda más a indiscretos comentarios fuera de micrófono, como cuando Jordi Sevilla tildó de 'charnego' a Montilla o Aznar se jactó de su 'coñazo' en el Parlamento Europeo.
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