El Congreso de Bolivia aprobó el martes al mediodía la convocatoria a un referéndum constitucional el 25 de enero, desatando de inmediato un festejo callejero del presidente Evo Morales y miles de sus seguidores.

La ley que convoca el referéndum fue sancionada tras un debate de 18 horas, cerrado por el vicepresidente Álvaro García con el anuncio de que entregaría de inmediato la norma a Morales, que esperaba en los exteriores del Palacio Legislativo.

Morales, líderes sindicales nacionales y varios ministros cantaron una canción popular titulada "Viva mi Patria Bolivia" y luego bailaron en la plaza central, a medio camino entre el Palacio de Gobierno y el Congreso.

"Esta convocatoria y el proyecto ajustado de la nueva Constitución son producto del esfuerzo de los cuatro partidos del Congreso", dijo García Linera.

El debate en el Congreso concluyó sin que llegaran a hablar todos los oradores previstos y le siguió la votación de la convocatoria, mientras se hacía evidente que los manifestantes que acompañaban a Morales iban perdiendo la paciencia y renovaban sus amenazas de tomar el Congreso.

Morales, quien había pasado la noche del lunes al martes con miles de bolivianos en una vigilia frente al Congreso en espera de la aprobación del referéndum constitucional, pidió paciencia varias veces.

"He aguantado con mucha paciencia y vamos a seguir aguantando por el pueblo boliviano", prometió en la madrugada a los todavía entusiastas compañeros de vigilia, muchos de ellos recién llegados en una caminata de ocho días.

Morales, que hizo su carrera política con décadas de marchas y bloqueos de carreteras, se mostró firme cuando se anunció que estaba sancionada la ley que posibilitará el referéndum para la entrada en vigor de una nueva Constitución indigenista-socialista.

La ley, aprobada como producto de un arduo acuerdo político, establece que el 25 de enero los bolivianos votarán en un referéndum sobre la nueva carta magna y en diciembre del próximo año en elecciones anticipadas.

El texto dará más poder a los indígenas, facilitando su acceso a los poderes legislativo y judicial, reconocerá autonomías y consolidará una economía controlada por el Estado, con matices socialistas y comunitarios.

La marcha, la más grande que se recuerde en la historia boliviana, fue el episodio final de las movilizaciones sociales por el cambio constitucional con el que Morales quiere "refundar" Bolivia.