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Condenado a cadena perpetua el dictador tunecino Ben Alí

Un tribunal militar considera que estuvo implicado en la violenta represión del levantamiento popular en la ciudades de Thala y Kaserin

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Después de ser condenado en ausencia a 20 años de cárcel por "incitación a la violencia y por homicidio", un tribunal militar también ha condenado hoy al dictador tunecino Zin el Abidin Ben Alí a cadena perpetua. Si la anterior pena castigaba la muerte a tiros de cuatro manifestantes que habían intentado impedir que la Policía sacase en secreto del país a un sobrino del exmandatario, esta sentencia recoge que el depuesto presidente, exiliado en Arabia Saudí, estuvo implicado en la violenta represión del levantamiento popular en la ciudades de Thala y Kaserin.

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Según la agencia de noticias tunecinas TAP, una fuente que cita al portavoz del tribunal aseguró que junto a Ben Ali ha sido condenado a 12 años de prisión el exministro de Interior, Rafik Belhach Qasem. El dictador se enfrentaba a una pena de muerte, un castigo que hasta ahora no ha recibido ninguno de los altos cargos procesados por la represión de las revueltas.

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La intervención de las fuerzas de seguridad en Kaserín y, en concreto, en la ciudad de Thala, se recuerda como una las más trágicas de la revuelta que comenzó en diciembre de 2010 y concluyó el 14 de enero de 2011 con la salida de Ben Ali del poder. En esos sucesos, los agentes llegaron a disparar contra los familiares que enterraban a las víctimas de la represión.

También han sido condenados por su implicación en estos hechos, sobre los que la agencia no da más detalles, el ex director general de la seguridad nacional, Adel al Tawiri, que deberá pasar 10 años en prisión, así como otros cuatro altos responsables de seguridad, identificados como Yalala Budrika, Lutfi al Zawawi, Jaled Ben Said y Yusef Abdelaziz, sentenciados a otros dos lustros de cárcel.

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Antes de recibir esta sentencia, Ben Alí acumulaba 66 años de cárcel por condenas civiles por casos de corrupción y tortura, desvío de fondos, tráfico de drogas y uso indebido de bienes públicos. Tanto él como su esposa, Leila Trabelsi, tienen una orden de arresto internacional. Sin embargo, hay pocos indicios de que las autoridades saudíes tengan intención de repatriarlo.  

La condena a cadena perpetua llega en un momento de recrudecimiento de la violencia en Túnez, encabezada por radicales islámicos. Un hombre ha muerto por un disparo en la cabeza durante los últimos enfrentamientos entre manifestantes y la policía. Ayer, el gobierno tunecino decretó el toque de queda en la zona del Gran Túnez, que comprende las cinco regiones en torno a la capital, así como en las provincias de Susa, Monastir y Jenduba.

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La oficina de la presidencia aseguró que la medida se ha tomado teniendo en cuenta los ataques contra propiedades públicas y privadas. Al parecer, la chispa de esta nueva oleada de violencia está en una exposición de varios artistas organizada en el centro cultural Al Abdalia, situado en la zona residencial de la Marsa, 18 kilómetros al norte de la capital. La noche del domingo, un grupo de jóvenes salafístas asaltó el centro cultural por considerar varias de las obras expuestas una afrenta contra los preceptos islámicos, y quemó varios de los cuadros y esculturas que se exponían.

El portavoz del Ministerio de Interior, Jaled Turush, informó de que al menos 160 personas han sido detenidas en relación con los altercados, en los que se escucharon disparos de armas. Distintas páginas web radicales han denunciado la actuación de las fuerzas de seguridad por considerar que defienden a los artistas, que muchos extremistas no han dudado en calificar de "infieles" por sus creaciones.

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