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La Comisión Europea plantea condiciones más laxas para que Grecia salde su deuda

El Eurogrupo exige a Atenas que acelere el ritmo en la venta de empresas públicas. Bruselas da luz verde al rescate de Portugal

DANIEL BASTEIRO

Es la palabra de moda, junto a sus variantes, en todas las conversaciones de ministros de Economía de los países del euro: reestructurar. En torno a ella giró ayer el intenso y discreto debate sobre los problemas de Grecia, un país sumido en la recesión un año después de su rescate y sin perspectivas claras de volver a la financiación habitual en los mercados. La Comisión Europea y el BCE descartaron ayer la reestructuración de la deuda pública helena al considerar que enterraría la credibilidad del euro. Defendida en ámbitos financieros y académicos, aplicar una quita implica admitir que Atenas no pagará según lo firmado con sus inversores, principalmente, bancos franceses, alemanes, griegos y el BCE.

Sin embargo, la Comisión planteó ayer una variante, redefinir la deuda, que podría incluir casi todo menos el impago. En otras palabras: extender los plazos para devolver lo adeudado a la banca privada y al fondo de rescate del euro, o rebajar los intereses que paga Grecia por lo ya prestado. 'Reorientar es un concepto y reestructurar la deuda otro: no comprometen a los mismos actores ni tienen las mismas consecuencias', según Amadeu Altafaj, portavoz del comisario de Economía, Olli Rehn. Para la ministra de Economía austriaca, Maria Fekter, la clave es 'dar más tiempo' a Grecia para que salga a flote y vuelva a los mercados.

El presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Junker, aseguró 'no excluir la redefinición de la deuda', pero pidió antes a Atenas 'medidas, medidas y medidas' que deberán comenzar por la privatización de empresas públicas a mayor ritmo.

El Gobierno griego se comprometió con la UE a reunir a medio plazo 50.000 millones de euros vendiendo empresas públicas, algo que no puede esperar si Grecia pretende 'respetar los límites presupuestarios para 2011', añadió Juncker.

Por otro lado, la canciller alemana, Angela Merkel, arremetió contra la temida reestructuración. 'Cambiar las reglas en el medio del primer programa originaría increíbles dudas sobre nuestra credibilidad', aseguró. Para Rehn, reestructurar la deuda tendría 'implicaciones devastadoras'. Si los bancos no cobran, al final pagarían los ciudadanos con el sacrificio de los 'sistemas de pensiones o seguros, así como los inversores institucionales', alertó. Según esta hipótesis, la desconfianza sería tal que los inversores huirían no sólo de Grecia, sino de otros países en la diana de la especulación.

Para algunos analistas, la reestructuración es la única vía para rebajar el volumen de la deuda y hacer pagar a los bancos en vez de a los ciudadanos, sometidos a políticas de extrema austeridad. Así lo exige un grupo de 200 economistas e intelectuales de izquierda, que dice que parte de la deuda griega puede ser 'ilegal', porque 'se contrató infringiendo directamente los tratados de la UE que exigen que la deuda pública no supere el 60% del PIB', en palabras de Costas Lapavitsas, uno de los 200 promotores.

Mientras la zona euro sigue debatiendo el nuevo rescate de Grecia, Atenas deberá 'acelerar sin demora' las privatizaciones, según insitió también anoche Rehn.

Por otra, parte la zona euro aprobó el nombramiento de Mario Draghi, el gobernador del Banco de Italia, como presidente del BCE en substitución de Jean-Claude Trichet. Portugal obtuvo también el respaldo final a su rescate y comenzará a recibir parte de los 78.000 millones de su ayuda financiera. España avalará alrededor de 3.300 millones en los próximos tres años.

Mientras, el FMI aprobó el desembolso de 1.580 millones de euros para contribuir al rescate de Irlanda.

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