Cargando...

Coixet sirve un plato preciosista, frío y sexual

‘The White Robbon’, de Haneke, recibió el premio de la crítica internacional

Publicidad

Se cierra el telón. Pero antes de que cayera la tela con el peso de 11 días de cine, sol, masas, y menos estrellas y negocio de lo habitual, quedaba un buen plato de cierre, en este caso, catalo-japonés. Isabel Coixet fue, ayer, la última en presentar un filme en competición. Se trata de Mapa de los sonidos de Tokio, "un thriller romántico" con el que regresa a un guión propio, que maneja mejor que la adaptación de Philip Roth, Elegy, que le precedió.

Publicidad

Pero antes de que Coixet se paseara por la alfombra roja, The White Ribbon recogió el primer premio no oficial de peso de la 62 edición del festival. Haneke, favorito a ganar la Palma de Oro, recibió el espaldarazo de la crítica, que le otorgó el premio de la Federación Internacional de Críticos de Cine (FIPRESCI). Cannes ya se lo había entregado cuando, con 20 años, el director presentó Benny's video.

Click to enlarge
A fallback.

Poco antes, la tarde comenzó con una original salida de tono en el antipremio creado ex profeso por el Jurado Ecuménico para Anticristo, de Lars von Trier, "por misógina".

Pero antes de empezar con las pedreas, Mapa de los sonidos de Tokio, la última película exhibida pero no por ello la menor. Protagonizada por Sergi López y Rinko Kikuchi, Coixet construye un filme en torno a la muerte y la soledad, donde retrata a una pescadera de noche, asesina a sueldo de día, que se enamora del hombre a quien le han encargado matar, un español que regenta una tienda de vinos en Tokio.

Publicidad

Con tal panorama, la tragedia está servida en un plato preciosista, de fotografía saturada e inclinación por la poética del detalle, pero con una escritura un tanto forzada, que le ha hecho recibir críticas encontradas. Además, con Mapa de los sonidos de Tokio, Coixet se apunta a la línea dura de películas de alta temperatura sexual de la selección oficial, al rodar las escenas de sexo más explícitas de su filmografía.

La fascinación de Coixet por los personajes solitarios, la incomunicación y el peso de los que no están en la vida de los que sí, toma en esta ocasión un estilo inclinado al silencio, aunque su voz está en la del narrador de la historia, un viejo ingeniero de sonido.

Publicidad

Influenciada por Wong Kar Wai, Coixet reconstruye un Tokio particular, que huye de los cruces turísticos para adentrarse en barrios antiguos como los que ha transitado su amigo, el director Hirokazu Koreeda. Y el viernes, el francés Gaspar Noe presentó la fallida Enter the Void, también ambientada en el país nipón.

Más decepcionante ha sido, sin embargo, Visage, de Tsai Ming Liang, presentada también ayer en la selección oficial. El director taiwanés ha realizado su particular homenaje a la nouvelle vague en su 50 aniversario incorporando a Jean Pierre Léaud medio siglo después de Los cuatrocientos golpes, de Truffaut. Precisamente, una de las imágenes más esperadas de la película es esa en que Léaud comparte escena con Kang Sheen Lee, actor fetiche que Tsai ha ido siguiendo desde Rebeldes del Dios neón (1992). Lástima que al taiwanés le haya quedado una película demasiado inconexa.

Publicidad

Ahora, la Palma de Oro pende de las deliberaciones de un jurado presidido por la actriz francesa Isabelle Huppert y que cuenta con personalidades hoscas como las de los directores James Gray y Nuri Bilge Ceylan, y cuatro actrices (Huppert, Asia Argento, Robin Wright y Shu Qi). Audiard, Resnais y Haneke lideran las quinielas.

Publicidad