Chávez acusa a Uribe de fraguar una "provocación bélica" y crece la tensión
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El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, acusó ayer al de Colombia, Álvaro Uribe, de estar "fraguando", por orden de EE.UU., una "provocación bélica" que podría "prender una guerra", en una nueva escalada de la tensión entre ambos países.
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"Acuso al Gobierno de Colombia de estar fraguando una conspiración, una provocación bélica contra Venezuela, por orden de Estados Unidos, para obligarnos a dar una respuesta que pudiera prender una guerra", dijo Chávez, en una rueda de prensa con su colega de Nicaragua, Daniel Ortega.
En la conferencia, celebrada en vísperas de la VI Cumbre del ALBA, el mandatario venezolano subrayó que no es una casualidad que tres altos funcionarios del Gobierno de Estados Unidos, entre ellos la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, hayan estado en Colombia en los últimos días.
"Alerto al mundo que se prepara una agresión militar desde Colombia contra Venezuela, que es de Estados Unidos. Es parte de la Operación Balboa, que así se llama la operación contra Venezuela", aseveró.
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"Tenemos informaciones de inteligencia, nuestras y de otros países de Latinoamérica sobre el plan, porque la visita de Rice no es casual, ni la del llamado "zar de la droga" (John Walters), ni la del comandante militar estadounidense (jefe del Estado Mayor Conjunto de EE.UU., el almirante Michael Mullen)", dijo.
Chávez insistió en que Colombia se ha convertido en el "portaaviones" desde el que Washington prepara, según él, su agresión contra Venezuela y su Gobierno.
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"Uribe es un peón de Washington", manifestó el gobernante venezolano, como ya lo hizo el pasado domingo cuando, en su programa "Aló Presidente", llamó "cobarde, mentiroso, cizañero y maniobrero" a su colega de Colombia y dijo que un "hombre así no merece ser presidente de nada, menos de un país".
Sostuvo entonces que Uribe pasará a la historia como "un triste peón del imperio norteamericano" y consideró que desde Colombia provenían las últimas "agresiones" contra el "pueblo" venezolano y contra su persona.
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"En los últimos días la oligarquía colombiana pide refuerzos para atacar", afirmó el pasado domingo, al referirse a declaraciones de funcionarios estadounidenses que han cuestionado la colaboración de Venezuela en la lucha contra el narcotráfico.
Esta última escalada en la tensión entre ambos países vecinos coincide con una situación conflictiva en la frontera que comparten y donde las autoridades venezolanas han desplegado controles militares para impedir el contrabando de alimentos básicos.
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La crisis entre Caracas y Bogotá se reavivó el pasado 11 de enero, cuando Chávez propuso retirar el calificativo de terroristas a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y al Ejército de Liberación Nacional (ELN) de ese país, para darles un "estatus de beligerancia".
La propuesta, inmediatamente rechazada por Bogotá, así como por EE.UU. y por la Unión Europea (UE), fue formulada por el presidente venezolano al día siguiente de que la guerrilla colombiana de las FARC liberó a dos de sus rehenes, Clara Rojas y Consuelo González de Perdomo.
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Las dos secuestradas, cuya libertad habían prometido las FARC a Chávez en "desagravio" por haber sido cesado por Uribe de su papel de mediador en el conflicto colombiano, fueron entregadas el 10 de enero a una comisión venezolana que las rescató en la selva de Colombia con la autorización de Bogotá.
Ese mismo día Uribe agradeció las gestiones de Chávez para la liberación de las dos rehenes, y la cancillería venezolana respondió también con agradecimientos al "reconocimiento" de la labor del jefe de Estado de Venezuela.
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El amistoso intercambio no se prolongó más de 24 horas, al proponer Chávez al día siguiente retirar a las FARC y el ELN de la lista de organizaciones terroristas, y la tensión volvió a las relaciones entre los dos países, deterioradas desde noviembre, cuando Uribe puso fin a la mediación de su colega venezolano.
Chávez, con la autorización del Gobierno colombiano, emprendió en agosto pasado labores de mediación para facilitar un canje humanitario entre 46 rehenes de las FARC y 500 guerrilleros presos.
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Pero su gestión fue terminada de manera abrupta en noviembre por decisión de Bogotá, lo que generó el inicio de una escalada de tensión alimentada por cruces de acusaciones, e incluso insultos.
En la rueda de prensa de hoy en el Palacio de Miraflores, sede del Gobierno venezolano, Ortega dijo que compartía las denuncias de Chávez y afirmó que las amenazas planteadas no eran solo contra la revolución bolivariana, sino contra América Latina.
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"Espero que la gente más sensata que rodea a Uribe se dé cuenta que eso llevaría a una enorme catástrofe que le alcanzaría también a la oligarquía que está detrás, porque llevaría a la quiebra y al colapso económico", advirtió Ortega.