Cervantes y Gardel unidos en el encuentro imaginario de un poema escénico
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La vida y la obra de Miguel de Cervantes y de Carlos Gardel se entrelazan en un teatro de Buenos Aires en un poema escénico que toma las figuras de estos dos iconos de la cultura hispana para adentrarse en el utópico mito de América y de la emigración.
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"Azares del Quijote y Gardel", estrenado anoche en el Teatro Cervantes de la capital argentina, es un poema del periodista y poeta Alberto Perrone llevado a escena por la coreógrafa Silvia Vladimivsky en el que se crea un encuentro imaginario entre el literato español y el cantante, argentino de adopción.
Poesía, teatro, música y danza se combinan para recrear, a través de azares, la historia de dos personajes que trataron "de conquistar algún futuro, cada uno en su tiempo y a su manera", explicó Perrone en una entrevista con Efe.
El vínculo entre ambos personajes se le ocurrió por su conexión con América, ya que "uno llegó a América porque quiso y el otro quiso pero no pudo".
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Miguel de Cervantes (1547-1616) intentó trasladarse al continente americano en cuatro ocasiones por motivos económicos, pero siempre fue rechazado por la corte española de su época.
Así, se vio obligado a permanecer en España, donde posteriormente escribiría su obra cumbre, "El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha", cuya primera parte publicó en 1605, y que se convirtió en la obra más importante de la literatura hispana.
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Gardel (1890-1935), nacido en Toulouse (sur de Francia), llegó a Argentina con dos años por "mal de amores" de su madre, relata Perrone, que subraya que su traslado a América no fue decisión propia sino que se debió a que el padre no quiso reconocer al niño, o al menos ésta es una de las versiones más fiables sobre los primeros años de vida del cantante.
Sin estos dos azares, puede que Cervantes nunca hubiera publicado "El Quijote" o que Gardel nunca hubiera llegado a darse a conocer como uno de los máximos exponentes del tango a nivel internacional.
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Fue esta primera conexión entre ambos personajes, fruto de la casualidad, la que llevó a Perrone a adentrarse en el tema de la emigración, una realidad inherente a la sociedad argentina, y en "la utopía de todos los emigrantes del mundo que siguen viendo América como un lugar donde todo es posible".
Otro de los azares a los que alude en su obra se refiere a la primera visita de Gardel a España, en la que alguien le entregó un ejemplar de la mundialmente conocida obra de Cervantes a cambio de una pequeña colaboración económica.
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El cantante, explica Perrone, entregó el dinero pero rechazó el libro porque consideró que para ayudar a alguien no es necesario recibir nada a cambio.
Perrone escribió el poema con motivo del 400 aniversario de la publicación de la obra de Cervantes en 2005, pero "siempre pensando que quería verlo bailar como Gardel canta el tango", un sueño que ahora se ve cumplido en uno de los teatros históricos de Buenos Aires, inaugurado en 1921, y que lleva su nombre en honor a Cervantes.
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Durante poco más de una hora, este poema escénico es encarnado por veinte actores y bailarines que "entrelazan dos mundos distintos con la importancia de la palabra española, que era la de ellos y con la que nos seguimos comunicando", apunta su autor.
La obra permite disfrutar de una reunión imaginaria entre Cervantes y Gardel, que se funden en un simbólico apretón de manos sobre el escenario, el primero ataviado como Alonso Quijano, el protagonista de su obra cumbre, y el segundo vestido con el habitual traje de chaqueta y tocado por el sombrero que utilizaba en sus actuaciones.
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El texto original de Perrone fue convertido en un poema ilustrado por la artista plástica Carlota Pertrolini y en una sonata antes de materializarse en un espectáculo ambientado con la música de Sergio Vainicoff.
Este montaje, auspiciado por la Biblioteca Nacional argentina y la Embajada de España en Buenos Aires, inaugura además en el Teatro Nacional Cervantes un ciclo de danza contemporánea.