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"Los catalanes somos muy contenidos"

Directora de cine. Le gustaba asomarse a un microscopio, pero su mejor amiga la convenció de que tenía que ampliar el objetivo de la lente

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Cuando a los 13 años anunció que quería ser médico, su amiga del alma se horrorizó. "Pero ¿cómo puedes decir eso? Es una vida aburrida, triste, sosa. ¡¡Gris, es gris!!", sentenció Valentina. Y no hay nada peor que la palabra gris para describir una vida, sobre todo en la adolescencia. "Gris es la muerte", sigue pensando, a los 28 años, la directora de cine Mar Coll.

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Pero entonces le parecía una profesión atractiva. "Como cualquier niña enamorada de su padre, quería ser como él", dice. Se había acostumbrado a las batas blancas de los compañeros de trabajo del señor Coll, un microbiólogo de Girona, y su primera vocación fue ser científica para mirar por el microscopio y ver todos esos bichos moviéndose ante sus ojos. En ese momento, aún no jugaba a pedirles que se aprendieran un guión.

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"Como cualquier niña enamorada de su padre, quería ser como él"

La madre de la autora de Tres días con la familia es farmacéutica. Y su hermano mayor, filólogo, "un intelectual". Poco más añade sobre sus parientes, pero confiesa que el éxito de su primera película que le valió el Goya entre muchos otros premios radica en su sinceridad. Hay "mucha verdad" en la historia de esa familia ficticia que se pasa el tiempo reprimiendo sus sentimientos y cuyos "tics" conoce tan bien.

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"Los catalanes somos muy contenidos", dice Coll. Y aunque gesticula a menudo y suelta carcajadas muy sonoras, ella también lo es. "Me gusta controlar la imagen que proyecto", admite, con la cara limpia y redondeando los ojos gigantes. Nada que ver con la familia de Valentina Viso, quien, además de seguir siendo su mejor amiga, firma a medias sus guiones, el de la primera película y el que ahora están preparando.

Después de tantos años y fantasear juntas con ser bohemias, actrices, intelectuales, periodistas, cualquier cosa que se alejara del gris, comparten todo un universo. "Es fantástico a la hora de escribir porque podemos decir esto es como cuando a aquella le pasó aquello', y ya sabemos a qué nos referimos", explica. Por eso, a pesar de provenir de una familia venezolana "que es la bomba", Valentina sabía muy bien de qué quería hablar Mar cuando le presentó la primera versión del guión que escribió a los 23 años.

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"Respeto a la gente que se compromete, pero yo siempre encuentro un pero"

"La familia de Valentina es como mi segunda familia. Ellos lo hablan todo, todo, todo. En su caso, más bien hay sobrecomunicación", cuenta. Ese contraste le hizo tener una visión externa de su propio mundo, el de una niña muy aplicada, "incluso un poco repelente", que estudiaba en el Instituto Francés, tenía muchísimas actividades extraescolares y siempre era la última en llegar a casa.

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Pero que resulta ser vaga, al menos eso asegura: "Hago el mínimo posible para que las cosas me salgan bien". Preguntarle por recuerdos de su infancia, le arranca un "¡Uy, me haces remontar muy atrás!" que más bien suena a maniobra escapatoria típica de catalán contenido. Y se hace la remolona a la hora de repasar sus referentes "intelectuales", una palabra que usa a menudo. Alarga un "mmm" y, varios segundos después, acierta a decir que sigue las columnas de Juan José Millás y David Trueba. Nada más.

El compromiso también le gusta verlo en otros. "Es muy importante y respeto mucho a la gente que se implica en causas concretas, pero yo siempre encuentro un pero", afirma. Eso no le impide desnudarse en la pantalla y exponer "emociones reales" para explicar una historia honesta.

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Ahí desaparece la pereza, el peor enemigo de un buen guión. "Las películas son buenas no tanto por la idea, sino por los detalles. Cada vez que cambias algo, tienes que modificar todo el guión, es una especie de sudoku. Estás deseando acabar, pero te pasas el tiempo echándote piedras a tu propio tejado cada vez que revisas lo que haces. Si caes en la autocomplacencia y te resistes a cambiar una pieza que sabes que está mal colocada, falla todo", explica.

La historia que Valentina y ella se traen entre manos es un secreto. Sólo puede avanzar que será muy personal, pero tendrá un tono más "negro" que su primera película. ¿Por qué? "Porque es más divertido, para que no sea ñoño", dice. Y para que no se parezca al gris.

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