Cargos del PP corrigen a Barberá y niegan que acepten regalos caros
García Escudero, que devolvió un reloj a Correa, admite que "hay que saber dónde está el límite"
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La piña empieza a resquebrajarse. Pese a la consigna de la dirección del partido de cerrar filas en torno a Rita Barberá, ayer varios cargos relevantes del PP rompieron con el discurso impuesto desde Génova. El intento de la alcaldesa de Valencia de generalizar el intercambio de regalos a todos los políticos no ha sentado bien a muchos de sus compañeros. La rebelión interna ha tenido especial fuerza en Madrid, el principal foco de la trama Gürtel.
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Pío García Escudero, portavoz del PP en la Cámara Alta, fue quien marcó diferencias de forma más clara. El senador madrileño reconoció que Rita Barberá "tiene toda la razón cuando dice que todos los políticos recibimos regalos", pero matizó: "Hay que saber donde está el límite de la obtención y el valor de esos regalos".
El propio García Escudero predicó con el ejemplo. A principios de 2003, el cerebro de la trama, Francisco Correa, le hizo llegar un paquete. Cuando comprobó que era un "reloj caro" dio la orden de que se devolviera. Su actitud contrasta con la que, según la conversación de Alberto Pérez recogida por El País, mantuvo la alcaldesa cuando desde la misma trama se le ofrecieron bolsos de Louis Vuitton. Casualmente, la alcaldesa se ha dejado ver en varias ocasiones con un bolso de esa misma marca valorado en más de 800 euros.
El político madrileño no fue el único que se esforzó por desmarcarse de los argumentos de Barberá. La presidenta Esperanza Aguirre aclaró que cuando le han ofrecido "cosas valiosas" las ha devuelto. Su actitud no incluye, sin embargo, los pequeños detalles que recibe durante las visitas, como las anchoas de Santoña que el presidente de Cantabaria regala a Rodríguez Zapatero, ejemplo al que se aferró Rita Barberá. "El otro día acepté unas picotas y, según me las comía, pensé: Uy, me van a sacar en la Gürtel", reconoció cargada de ironía. Ayer mismo, durante su visita al convento de la Clarisas de Chinchón, se llevó una pastas fabricadas por la monjas.
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David Pérez, portavoz del PP en la asamblea madrileña, puso en el mismo sitio el límite de lo razonable. Aunque reconoció haber recibido algunos "productos de Madrid", nunca ha aceptado regalos valiosos.
Otras declaraciones mejor intencionadas tampoco contribuyeron a reforzar la posición de Barberá. El conseller valenciano de Inmigración y Ciudadanía, Rafael Blasco, señaló que prohibir los regalos a los políticos a raíz del caso Gürtel, sería como "suprimir a los Reyes Magos de nuestra cultura".
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Precisamente ayer, varios partidos, ERC y UPyD entre ellos, sugirieron la necesidad de regular de forma más restrictiva los obsequios. Otros, como IU o BNG, apelaron en cambio al sentido común para distinguir entre un detalle de cortesía y un soborno.
Mientras, en el PP se aferran a la acusación de filtraciones desde el Gobierno para evitar cualquier tipo de explicación sobre las informaciones aparecidas en los últimos días. Ayer, la portavoz del PP en el Congreso, Soraya Saenz de Santamaría, recurrió a esa misma estrategia para evitar aclarar si comparte las declaraciones de Barberá. La diputada se limitó a recordar la querella que la alcaldesa prepara y aseguró que su partido "va a defenderse de este tipo de filtraciones que atacan el derecho al honor, a la honorabilidad y a la presunción de inocencia de mucha gente".
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El argumento del PP fue llevado hasta el extremo por el consejero de Economía de la Comunidad de Madrid, Antonio Beteta, quien aseguró que el caso Gürtel "tiene toda la pinta" de ser una "conspiración" contra su partido.