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"El capataz dice que esta noche no salimos a trabajar"

El de Camino de Hormigueras y el de Albarracín son dos de los cantones de limpieza más importantes de Madrid. La tranquilidad fue la tónica general durante los piquetes de la madrugada del viernes, cuando las empresas optaron por d

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Desde la media noche, grupos de  barrenderos en huelga, los llamados piquetes informativos, se plantaban como cada madrugada desde hace cinco días, a las puertas de los cantones de las empresas de limpieza, grandes naves y almacenes desde donde salen los vehículos con los que se limpia Madrid. Muy poco personal ha conseguido cumplir la madrugada del viernes al sábado el 40% de mínimos que se ha decretado para la huelga indefinida de limpieza viaria y jardinería de Madrid, un conflicto laboral con síntomas de enquistarse durante una larga temporada, según explican los sindicatos.

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A las 23.30 horas del viernes, medio centenar de barrenderos se agolpaba en el cantón de la empresa FCC, que se encarga del servicio en los lotes 5 [distritos de  Moratalaz, Vicalvaro, Puente de Vallecas y Villa de Vallecas] y 6 [Carabanchel, Usera, Villaverde] en la calle Camino de Hormigueras del distrito de Vallecas. Es el más grande Madrid. El frío arrecia y los trabajadores se agolpan alrededor de un palé que arde despacio frente a la verja, sobre un colchón de basura de varios metros cuadrados, impidiendo, junto a un contenedor de vidrios, la salida de los vehículos.

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"La cosa está tranquila. Estamos aquí para informar a los compañeros del turno de fin de semana de las razones de esta huelga. Ellos aún no han podido secundarla", explica a Público José Luis Hernández, delegado de UGT. La tranquilidad reina en el cantón. Los empleados que cumplen servicios mínimos se encuentran dentro del recinto y, de vez en cuando, charlan y fuman un cigarrillo con los compañeros en huelga. No va a salir a trabajar nadie en el primer turno. No es que lo digan los piquetes, sino la misma empresa.

"El capataz ha dicho que nos quedamos aquí. Por la noche no hay protección policial", explica un empleado desde el otro lado de la verja. Aunque su ironía a veces confunde, asegura que está de acuerdo con la huelga, no tanto con que se quemen contenedores, aunque asegura que "si no se queman cosas no se sale en las noticias". Con lo que sí está de acuerdo es con que se desparrame la basura por las esquinas de la ciudad. "Estamos en huelga y la gente tiene que saberlo. Si no se tirara basura tardaría un mes en notarse. En un mes yo puedo estar despedido junto a otros 1.100 compañeros", asegura.

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"Si no se tirara basura tardaría un mes en notarse y en un mes podemos estar despedidos 1.100 compañeros"Sobre la violencia de la que hablan algunos medios de comunicación también tiene una opinión clara. "Los piquetes no son violentos porque aquí nos conocemos todos y todos estamos a lo mismo", sentencia. En tres horas, no sale ningún vehículo, a pesar de que se ha presentado en su puesto el 100% del personal de mínimos. El único episodio de tensión ocurrió cuando un trabajador sin obligación acudió a su puesto. Ante los gritos de los demás compañeros, decidió marcharse a casa aunque con algún duro intercambio de palabras.

"Va a ser un conflicto largo y duro porque nadie quiere ponerle solución. Estamos concienciados" En total, los despedidos anunciados por tres de las cuatro empresas suman 1.134, según datos de la patronal. Esta es una de las razones del paro, a lo que hay que añadir "la brutal bajada de salarios que plantean en la negociación del convenio colectivo. Nuestros salarios son muy bajos como para plantear semejante reducción [43%]", critica Hernández, que ve en esta huelga "un conflicto largo y duro porque nadie quiere ponerle solución, pero todos estamos concienciados y aguantaremos lo que haga falta". No es un paro indefinido "al uso", argumenta. "Están los tres EREs, la negociación del convenio, con el que perdemos la mayoría de derechos que nos ha costado 30 años conseguir y, además, es que ni siquiera nos han dado los uniformes para el invierno", se queja.

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El tema de la ropa de trabajo es uno de los más comentados en los corrillos de este piquete. Algo que para los barrenderos y jardineros es una clara muestra de la poca disposición al diálogo de las compañías, que tan sólo les han dado una pegatina con el logotipo para que la peguen en el uniforme de la empresa anterior. "Es de risa", concluye Hernández.

Dos patrullas de la Policía Municipal fueron al cantón de Cespa para escoltar a los servicios mínimos. -JAIRO VARGAS

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"Parar este turno es importante porque la cantidad de basura que se acumula el fin de semana es grande" Si había un lugar donde podían saltar las chispas del conflicto, era la calle Albarracín, en el barrio de San Blas. Allí se encuentra el cantón de Cespa, la única de las tres empresas que no ha presentado ERE por el momento aunque sus empleados también secundan el paro. El lote que se adjudicó en la subasta del contrato municipal es uno de los más importantes, ya que se ocupa de los distritos de Tetuán, Chamberí, Centro y Argüelles; algunos de los que lucen más sucios después de estos cinco días de paro.

De esa nave habían de salir los trabajadores que se encargan de recoger los residuos generados por el botellón en el centro de la ciudad. Algo que ha preocupado a varias asociaciones de vecinos tanto que han pedido al Ayuntamiento que despliegue controles policiales para evitarlo. Y, según informaba Efe, la petición ha tenido éxito y la Policía Municipal reforzará el dispositivo antibotellón durante este fin de semana.

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En la puerta, frente a una pintada en rojo en la que se leía "Hijos de puta", varias decenas de barrenderos trataban de impedir que salieran los camiones al comienzo del turno, las 4.00 horas. "Es importante que paremos este turno porque la cantidad de basura que se acumula es grande", explica el representante del sindicato USO. Pero no ha sido necesario bloquear ningún camión porque, a pesar de la escolta, Cespa ha ordenado a los barrenderos permanecer en la cantón, confirmó a Público uno de los agentes.

En la calle Albarracín, los únicos gritos que se escucharon no iban dirigidos a los trabajadores de servicios mínimos, sino contra los dos reporteros de Telemadrid que acudieron a grabar las imágenes de esa "guerrilla urbana" con la que el delegado de Medio Ambiente y Movilidad, Diego Sanjuanbenito, se ha referido a las acciones de los huelguistas. "¡Manipuladores, sólo sacáis el vandalismo!", ¡fuera de aquí, no somos delincuentes, sino trabajadores defendiendo nuestros puestos de trabajo!", les han gritado mientras se apartaban para no salir en las imágenes. "Sólo quieren grabarnos parando los camiones para decir que somos violentos. Es de lo único que hablan, de los contenedores quemados, pero de los despidos y de las razones de la huelga nunca dicen ni una palabra", se quejaba una barrendera.

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Según los datos del Ayuntamiento, en lo que va de huelga se han quemado 500 contenedores y papeleras, por valor de 216.000 euros. Estas acciones no cuentan con el respaldo de todos. Algunos opinan que dan una mala imagen y que perjudica a la lucha, aunque también insisten en que no son sólo los barrenderos los que queman mobiliario.

Poco a poco, la gente se va dispersando hasta que llegue la hora del siguiente turno. La noche de piquetes ha transcurrido sin incidentes en estos dos cantones. El vienes, sólo el 68% del personal de servicios mínimos pudo cumplir con su obligación, según el Consistorio madrileño.

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El cámara de 'Telemadrid' graba un plano del cantón de la calle Albarracín. - JAIRO VARGAS

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