La cantautora argentina Juana Molina se siente "guía y turista" con su música
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Incansable exploradora de nuevas rutas melódicas y paseante zen por los recovecos de la creación, la cantautora argentina Juana Molina, destacada figura del panorama "indie", se siente "guía y turista a la vez" con su música.
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"No puedo explicar mi viaje cuando compongo, es muy personal; lo único que puedo esperar es que a los demás les pase lo mismo. Muchas veces siento que soy guía y turista a la vez, porque lo estoy haciendo yo, pero me voy sorprendiendo con los sonidos que salen y que te llevan por otro lugar", afirma Molina en entrevista con Efe.
Con las maletas a medio hacer por la gira de su quinto disco, "Un día" (2008), que estos días la lleva de Japón a Estados Unidos, pasando por Londres, Madrid y Elche, Juana Molina define el zen como "estar en un momento viviéndolo, sin importar de qué forma".
"Me ocurre sobre todo cuando hago los discos. Estoy en trance y me parece que, sin ser un método oriental, el resultado es similar", confiesa al tiempo que define la creación libre de ataduras porque, según ella, "cuando entra la cabeza se arruina todo".
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Comparada a menudo con la islandesa Bjork, Molina bromea con que se parece más a ella "que a Britney Spears", aunque se pone seria para afirmar que "es doloroso cuando los críticos dicen que te pareces a alguien y la gente piensa que eso es lo que escuchas mientras haces discos; y no es el caso".
Pese a que, algunas veces, se presenta en escena con algún otro músico, la soledad que caracteriza su proceso de composición también marca sus actuaciones, en las que únicamente aparece con un teclado, una guitarra y dos pedales para "loops".
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Hija del cantor de tango Horacio Molina y de la modelo y actriz Chunchuna Villafañe, Juana aprendió a tocar la guitarra a los 5 años y, a los 25, debutó como intérprete cómica en televisión.
Su éxito humorístico la encumbró pero también fue su peor lastre cuando debutó en la música con "Rara", en 1994, aunque ella prefiere llamarlo "un mal comienzo, que no es lo mismo que un fracaso".
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"La gente tenía otra expectativa de lo que iba a hacer, pero, además, yo era timidísima y estaba muerta de miedo, y eso también se transmite. El público masivo necesita que el artista tenga una seguridad total y yo no podía convencer a nadie", dice.
Pese a que su disco preferido es "Segundo" (2000), fue "Tres cosas" el que la catapultó a la fama internacional cuando, a finales de 2004, fue elegido entre los diez álbumes de pop más importantes del año por el "New York Times", lo que la alivió del "daño" que, según ella, le causó la prensa en Argentina.
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Juana Molina (Buenos Aires, 1963), de aspecto frágil pero fuerte personalidad, muy exigente consigo misma y minuciosa en lo profesional, acumula cinco discos en doce años como el flamante bagaje con el que viaja por los caminos de la música.
Concepción M. Moreno