Calígula, polémico hasta el final
Ante la tumba del emperador
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En ocasiones un robo puede convertirse en un gran hallazgo. Así es como se encontró el pasado enero la tumba de Cayo Julio César Augusto Germánico, conocido como Calígula (12-41 d.C), cuando la Policía italiana durante un control detenía en Ostia a un bandolero por intentar transportar la estatua del emperador al extranjero sin autorización. El propio detenido fue quien condujo a la Guardia de Finanzas a la zona del descubrimiento donde encontraron una excavación ilegal, en la provincia de Nemi, a 30 kilómetros al sur de Roma, un lugar habitualmente saqueado por vándalos y expoliadores y donde no se tenía constancia del paso de Calígula. La escultura sin cabeza, de 2,5 metros, ha sido identificada como la primera estatua de Cayo César, basándose sobre todo en el detalle esclarecedor del calzado de legionario, que en el pie izquierdo viste, y que acostumbraba a llevar el emperador romano desde pequeño, un tipo de bota llamada caligae, que posteriormente le daría el apodo con el que ha pasado a la historia.
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La estatua de un valioso mármol griego de gran riqueza y poco utilizado en la época fue encontrada en un contenedor, entre escombros y dividida en varias partes para ser transportada y más tarde vendida fuera del país. Tras el descubrimiento, los investigadores decidieron realizar una excavación científica de urgencia a orillas del lago de Nemi en la que han sido hallados restos de un complejo termal, pertenecientes a una gran villa veraniega con un ninfeo y la estatua del emperador sentado en un trono bajo la apariencia de Zeus, además de la cabeza del emperador que faltaba y más de 200 objetos de gran interés arqueológico.
La estatua de valioso mármol fue encontrada en un contenedor, entre escombros y dividida en partes, para ser vendida en el extranjero
El descubrimiento posterior de la tumba del emperador y lo que en su momento fue un santuario es motivo de recelo entre los investigadores, ya que a Calígula se le declaró tras su muerte damnatio memoriae, una práctica ejecutada por los senadores de la Antigua Roma que consistía en eliminar todo cuanto recordara al condenado, ocultando con el silencio y la invisibilidad a aquellas personas que consideran vergonzosos, peligrosos o dañinos. La extrañeza y escepticismo con el que miran los historiadores este hallazgo está fundado ante las múltiples polémicas y excentricidades, que el emperador romano desarrolló a lo largo de su vida, como el asesinato, el incesto o la muestra de demencia. A los investigadores les cuesta creer que se levantara un gran monumento en su memoria. Además, según Suetonio, biógrafo romano, Calígula fue asesinado por los pretorianos en el Palatino de Roma y el cadáver quemado y enterrado en los jardines de Esquilino, versión que se opondría a este nuevo descubrimiento.
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Hasta el momento tan sólo se había encontrado un templo y un palacio flotantes perteneciente al emperador, recuperados durante el Gobierno de Mussolini, pero posteriormente destruidos durante la II Guerra Mundial. El hallazgo tiene, por lo tanto, sumo interés puesto que todo apuntaba a que los restos de Calígula habían sido eliminados. Seis meses después del célebre descubrimiento, la escultura ya ha sido restaurada y expuesta en el Museo delle Navi Romane de Nemi.