Tropas y aviones con alimentos y medicinas volaban el jueves rumbo a Haití para asistir a las traumatizadas víctimas de un seísmo que demolió la capital de la empobrecida nación caribeña, sepultando bajo los escombros a decenas de miles de personas.
La Cruz Roja de Haití dijo creer que entre 45.000 y 50.000 personas podrían haber resultado muertas y unos tres millones heridas o perdieron sus hogares por el terremoto de magnitud 7 que estremeció el martes la capital haitiana.
El terremoto derrumbó edificaciones en las colinas y varias personas seguían atrapadas vivas bajo los escombros tras dos días, con escasas señales de un esfuerzo de rescate organizado. Cerca de 1.500 cadáveres se apilaban fuera del hospital principal y los cuerpos llenaban varias calles.
Aviones con provisiones comenzaron a aterrizar en Puerto Príncipe más rápido de lo que los equipos en tierra podían descargarlos y las autoridades de aviación restringieron los vuelos desde el espacio aéreo estadounidense ante el temor de que los aviones quedaran sin combustible mientras esperaban aterrizar.
El flujo de ayuda aún debe llegar a los haitianos, que deambulaban silenciosamente por las destrozadas calles de la capital, buscando desesperadamente agua, alimentos y ayuda médica.
"El dinero no sirve para nada en este momento. La moneda que importa ahora es el agua", dijo a Reuters un trabajador de ayuda.
Saqueadores irrumpieron en un supermercado en la zona de Delmas, llevándose electrodomésticos y bolsas con arroz. Otros sacaban gasolina de un camión cisterna chocado.
"Todos los policías están ocupados rescatando o sepultando a sus propios familiares", dijo el propietario de una fábrica de azulejos, Manuel Deheusch.
"No tienen tiempo para patrullar las calles", añadió.
AYUDA ESTADOUNIDENSE
Estados Unidos está enviando 3.500 soldados para asistir a las víctimas y reforzar la seguridad en la devastada ciudad.
Además unos 300 médicos y paramédicos estadounidenses han sido despachados a Haití, a donde el Pentágono envió además tres buques anfibios y un contingente de marines.
"Al pueblo de Haití le decimos claramente y con convicción: no nos olvidaremos de ustedes. En esta, su hora de mayor necesidad, Estados Unidos está con ustedes. El mundo está con ustedes", dijo el presidente Barack Obama.
Estados Unidos dijo que asumiría un compromiso de largo plazo con la recuperación del país. El palacio presidencial, el edificio Parlamento y varios recintos gubernamentales cayeron, y no se sabía cómo varios legisladores y funcionarios sobrevivieron.
La principal cárcel también se vino abajo, permitiéndole a peligrosos criminales escapar.
"Las autoridades que existían antes del terremoto ya no son capaces de funcionar totalmente. Vamos a intentar apoyarlos a medida que restablecen la autoridad", dijo la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, a CNN.
Seguía sin haber señales de operaciones organizadas para rescatar a las personas atrapadas o para retirar cadáveres, y los médicos en Haití, el país más pobre del hemisferio occidental, carecían de equipo adecuado para atender a los heridos.
Se levantaron tiendas artesanales en todas partes y haitianos en un campamento informal se acercaron a un periodista gritando "agua, agua" en varios idiomas.
"Por favor hagan todo lo que puedan, esta gente no tiene agua, no tiene alimentos, no tiene medicinas, nadie nos está ayudando", dijo Valery Louis, quien organizó uno de los campamentos.
Grupos de mujeres que durmieron en la calle durante la noche cantaban canciones tradicionales en la oscuridad y oraban por los muertos. "Quieren que Dios las ayude. Todos queremos", dijo Dermene Duma, un empleado del Hotel Villa Creole que perdió a cuatro familiares.
Sollozos y lamentos explotaban cada vez que alguien moría, pero las réplicas interrumpían los lamentos, haciendo que la gente se alejara corriendo con pánico de las murallas.
El epicentro del terremoto estuvo a sólo 16 kilómetros de Puerto Príncipe, una ciudad grande y densamente poblada de 4 millones de habitantes, en una nación golpeada por la pobreza, catastróficos desastres naturales e inestabilidad política.
Había cadáveres por todas partes en la capital y la gente se tapaba la nariz con tela para intentar bloquear el hedor.
Frente al Hospital General de Puerto Príncipe personas descargaban cuerpos traídos en camionetas. El director del hospital, Guy LaRoche, calculó que había unos 1.500 cadáveres apilados frente a la morgue.
BOLSAS PARA CADAVERES
La Cruz Roja de Haití se quedó sin bolsas para cadáveres y el Comité Internacional de la Cruz Roja informó que unas 3.000 bolsas estaban en camino.
Brasil, cuyas tropas lideran el contingente de paz de la ONU, propuso un plan de emergencia que incluye la construcción de un nuevo cementerio y Estados Unidos está enviando equipos de forenses.
Los habitantes de la capital trataban de rescatar a las personas sepultadas aún vivas, retirando trozos de escombros con sus manos desnudas. Hombres con martillos atacaban los restos de edificios derrumbados buscando sobrevivientes.
Un estonio de 35 años, Tarmo Joveer, fue rescatado desde los escombros de la sede de Naciones Unidas de cinco pisos durante el jueves, y dijo a los periodistas que se encontraba bien.
La ONU dijo que al menos 36 integrantes de su fuerza de paz de 9.000 hombres resultaron muertos y muchos más continuaban desaparecidos.
Brasil reportó 14 soldados muertos entre las víctimas.
Catorce huéspedes y trabajadores fueron sacados vivos el jueves del famoso Hotel Montana, que se derrumbó por el seísmo. El mayor del Ejército chileno Rodrigo Vásquez, quien dirigía el rescate, dijo "estimamos 70 más adentro (...) esto es devastador".
Naciones de todo el mundo ofrecieron enviar equipos de rescate con perros rastreadores y equipos pesados, tiendas, unidades de purificación de agua, alimentos, médicos y equipos de telecomunicaciones.
La distribución de ayuda era lenta porque las carreteras están bloqueadas por escombros y autos chocados, las comunicaciones están interrumpidas y las oficinas de agencias de ayuda resultaron dañadas y su personal murió o está desaparecido.
El personal de las fuerzas de paz de la ONU alrededor de la ciudad parecía desbordado por la enormidad de la tarea de recuperación.
"Simplemente no sabemos qué hacer", dijo un miembro de la fuerza de paz chilena. "Pueden ver cuan terrible es el daño. No hemos sido capaces de llegar a todas las áreas", agregó.
Muchos hospitales estaban demasiado dañados para ser usados y los médicos atendían a personas con extremidades aplastadas, heridas en la cabeza y huesos fracturados en instalaciones improvisadas donde los suministros eran escasos.
El grupo Médicos Sin Fronteras dijo que estaba enviando un hospital de campaña inflable con dos salas de operaciones y capacidad para 100 camas. Además, varias naciones enviaron hospitales de campaña.
El buque hospital de la Armada estadounidense Comfort iba de vuelta a Haití, donde entregó cuidados médicos tras una serie de tormentas que causaron inundaciones masivas y deslaves en el 2008.
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