Público
Público

Bilbao: Aprovechó la bonanza para amortizar su deuda

Xalok

Arcas saneadas. Bilbao representa un caso excepcional en la coyuntura actual de fuertes ajustes. Su deuda pública, de 3,9 millones de euros al cierre de 2009, es la menor entre todas las capitales del Estado, según el informe anual del Ministerio de Economía y Hacienda. Y los datos, en definitiva, avalan la política seguida por el Ayuntamiento de Bilbao la última década bajo la alcaldía de Iñaki Azkuna (PNV).

Las razones que explican este bajo endeudamiento son varias, pero básicamente responden a una filosofía: el ahorro en tiempos de bonanza.

Al contrario que otras administraciones, el Ayuntamiento de Bilbao aprovechó la época de vacas gordas para reducir su deuda, persuadido de que las crisis son cíclicas y siempre llegan. Azkuna alcanzó la alcaldía en 1999, cuando la deuda era de 210 millones de euros. Una década después, el debe es de 3,9 millones.

Esta política de ahorro no significa que el ayuntamiento haya sido rácano en inversiones. El director de gabinete de alcaldía, Andoni Aldekoa, recuerda que durante años el capítulo inversor ha absorbido hasta el 20% de los presupuestos. 'Hemos tenido presiones políticas. Se nos ha criticado por no gastar más, pero hemos demostrado que teníamos razón al amortizar la deuda', afirma.

Otro pilar básico de la saneada economía de Bilbao es el modelo de gestión urbanística, basado en la cooperación entre los sectores público y privado. El resultado es que la villa se encuentra, tras una década de continuas obras, con una deuda controlada y, desde un punto de vista urbanístico, prácticamente renovada.

Precisamente, acaba de recibir el galardón Lee Kuan Yew World City Prize, el Nobel de las ciudades, en reconocimiento a 'su radical transformación de una ciudad postindustrial a una metrópoli vibrante'. Evidentemente, esta rápida metamorfosis habría sido imposible sin la bonanza económica. Sólo entre 2004 y 2009, el presupuesto de Bilbao creció de 422 millones a 639 (51%).

El ayuntamiento tampoco tardó en reaccionar ante los primeros síntomas de crisis. En marzo del año pasado, detectó una caída de ingresos y ajustó la partida de gastos en 17 millones (-2,6%). En las cuentas de 2010, al prever otro descenso de ingresos, salvo en transferencias de capital, ha vuelto a apretarse el cinturón reduciendo sus cuentas a 563 millones.

Para llegar a fin de año, ha decidido además aumentar sensiblemente su deuda, de 3,9 millones a 26,7, lo que le situaría al cierre de este ejercicio cerca del nivel de endeudamiento que tenía en 2007.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias