Bárcenas y Cospedal: una relación 'en diferido'
De la confianza en quien manejaba las cuentas de su propio partido, Cospedal pasó a situar a Bárcenas como su más acérrimo enemigo. La 'venganza' del extesorero del PP lleva hoy a la número dos de los conserv
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"Bárcenas de Cospedal no opina muy bien, es su enemiga". Estas palabras, pronunciadas el lunes por Ángel Sanchís, uno de los predecesores de Luis Bárcenas al frente la tesorería del PP, bien podrían servir de explicación de la turbulenta relación que han mantenido el exresponsable de las cuentas de los conservadores y la secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, en los últimos años.
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La situación entre ambos dirigentes de la formación en el Gobierno no ha podido ir a peor en los últimos meses, a medida de que la justicia estrechaba el cerco hacia el partido conservador durante sus investigaciones del caso Gürtel. Tanto ha sido así que las recientes declaraciones del también exsenador sobre la supuesta contabilidad del PP y el pago de sobresueldos han hecho que la presidenta de Castilla-La Mancha haya tenido que declarar hoy ante la Audiencia Nacional en calidad de testigo.
"Calumnias y mentiras". Estos son los dos términos que utiliza ahora Cospedal para referirse a las graves acusaciones realizadas por Bárcenas hacia un amplio grupo de dirigentes conservadores, entre los que están ella misma e incluso al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Una contundencia que ni de lejos empleaban ambos hace tan sólo tres años, nada más estallar el caso Gürtel y después de que el entonces senador por Cantabria fuera imputado en la supuesta trama corrupta.
"El Partido Popular quiere manifestar su reconocimiento a los más de 28 años de servicios de Luis Bárcenas a nuestro partido que han sido ejemplo de profesionalidad y buen hacer", decía en 2009 en un comunicado el partido que estaba controlado por ambos dirigentes. El documento se mantuvo en la web del PP hasta julio de este mismo año. Cuando se redactó Bárcenas acababa de ser imputado en Gürtel y Cospedal había forzado su salida de la tesorería del partido, a pesar considerar que había prestado "excelentes servicios" a los conservadores.
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Fue esa, la decisión de que el tesorero abandonara su puesto, la que comenzó a elevar la tensión de la relación entre Bárcenas y Cospedal. Además, a diferencia de lo que sucedía con sus predecesores en el cargo, Javier Arenas y Francisco Álvarez Cascos, Cospedal nunca llegó a tener una amistad con quien administraba las cuentas de su partido. Esta situación se fue agravando con los meses. El extesorero se vio obligado después a dejar de militar en el PP y en abril de 2010, ante la fuerza que adquiría el caso Gürtel, tuvo que abandonar su escaño del Senado.
Detrás de estas decisiones estaba la propia Cospedal, a pesar de que una vez que el 1 de septiembre el Tribunal Superior de Justicia de Madrid archivó la causa contra el extesorero, la número dos del PP emplazó al PSOE a pedir "disculpas" a Bárcenas por no haber respetado su presunción de inocencia. La ruptura total de la relación llegaría un año y medio después cuando, una vez reabierto el caso, el juez Pablo Ruz detectara las famosas cuentas millonarias del extesorero del PP.
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Cospedal empezó entonces a marcar las distancias. "Tenía su vida propia", dijo en enero de este mismo año, al referirse a la riqueza que acumuló el exresponsable de las cuentas de su partido. Pero las informaciones no dejaron de probar que el vínculo entre Bárcenas y el PP seguía existiendo. Diversas informaciones apuntaron a que el extesorero recibió una cuantiosa indemnización cuando dejó su puesto, y explicaron que, además, seguía cobrando del partido. Llegó entonces la rueda de prensa memorable en la que quedó más que en entredicho la gestión del ya caso Bárcenas que estaba realizando la dirección de los conservadores.
Visiblemente confusa, en febrero Cospedal habló de una "indemnización en diferido. En una explicación que dejó boquiabiertos a los periodistas que acudieron a la sede central del PP de la calle Génova, dijo que lo que se pagó a Bárcenas correspondió a los 400.000 euros que se le dieron como indemnización durante las mensualidades de casi tres años, más el pago de la cuotas a la Seguridad Social, en una "simulación" de salario que avalaron los servicios jurídicos del partido, "parezca mal o no".
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"Esta persona no ha realizado trabajo alguno y dejó de ser tesorero del PP en abril de 2010", insistió Cospedal en respuesta a los periodistas que trataban de aclarar una "relación laboral" que, según la también presidenta de Castilla-La Mancha, no existía. Sus argumentos, como los de Rajoy, fueron cayendo a medida de que pasaba el tiempo. Esta misma semana se ha conocido que Bárcenas fue el dirigente mejor pagado una vez que según los conservadores había abandonado sus funciones, en 2010 y 2011. Esta será una de las cuestiones de las que sin ninguna duda ha debido informar Cospedal a Ruz este mismo miércoles durante su declaración en calidad de testigo.
Pero las explicaciones tendrán que ir aún más allá. Porque a medida de que la dirección del PP trataba de distanciarse de su extesorero, éste arreciaba sus acusaciones hacia los principales dirigentes, en un caso de más que aparente chantaje sin precedentes en la historia del partido. Los supuestos papeles que recogían la contabilidad en B mencionaban a la propia Cospedal, sobre quien recayeron las nuevas acusaciones de Bárcenas una vez que éste ingresó en prisión y perdió por completo el respaldo de los conservadores.
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El extesorero del PP confesó en julio ante el juez no sólo que Rajoy y Cospedal conocían que existía la caja B del partido, sino que ambos cobraban sobres de dinero negro procedentes de la misma. En concreto, dijo que les fueron abonados 90.000 euros. Además se ensañó con su declarada enemiga. Dijo que los dirigentes a los que se pagaban los sobresueldos no firmaban recibís pero que sí tenía el justificante de la entrega en el año 2007 de 200.000 euros al gerente del PP de Castilla-La Mancha, procedentes de la empresa Sacyr, a quien ese año se adjudicó la contrata de limpieza de la ciudad de Toledo, gobernada por el partido conservador. En ese momento Cospedal era la máxima dirigente del partido en la región, razón por la cual el PSOE castellano manchego ha exigido su dimisión como presidenta autonómica.
Ambos asuntos, el supuesto cobro de dinero en B y el de la presunta comisión ilegal del consistorio toledano, han centrado así la declaración de este miércoles de la secretaria general del PP ante el juez Ruz. Lo ha hecho durante cerca de dos horas y media, en la sede de la Audiencia Nacional de Madrid.