El próximo 15 de julio saldrá una foto que determinará el proceso de reestructuración del sistema financiero español. Ese día la Autoridad Bancaria Europea (EBA) dará a conocer los resultados de los test de estrés a los que estarán sometidos un total de 90 entidades europeas, entre ellas 24 bancos y cajas españolas. A lo largo de este mes de junio, las entidades remitirán los últimos datos solicitados para unas pruebas que serán 'duras', como reconocen desde el sector.

'Las pruebas van a hacer hincapié en tres tipos de riesgos: el de mercado, el de crédito y el de la deuda soberana', aseguran voces conocedoras de las pruebas. Sin embargo, la Autoridad Bancaria Europea (EBA) ha decidido no enfatizar las proyecciones sobre el riesgo de la liquidez de las entidades, uno de los aspectos que más preocupa en estos momentos a los bancos centrales nacionales. De esta manera, se han matizado las exigencias que había comunicado la EBA, el pasado marzo, en las que se había priorizado también el deterioro de otros variables macroeconómicos como la tasa de paro o el precio de la vivienda.

'Se ha depurado el proceso para que el examen cuente con los dos escenarios (el base y el adverso) más homogéneos posibles para las 90 entidades europeas', aseguran estas mismas fuentes. Con ello, la EBA pretende que el resultado gane en credibilidad para ofrecer a los mercados la verdadera situación del sector financiero europeo. De hecho, si los test de estrés son una prueba a la solvencia de las 90 entidades, para la autoridad bancaria se convierte en un examen a su imagen, ya que busca convertirse, a corto plazo, en el organismo que dicte la calificación de los bancos europeos desplazando a las parciales agencias de rating.

Para España, el resultado de estas pruebas marcará el proceso de privatización de las cajas. Las notas se conocerán en medio de las salidas a bolsa de Bankia y Banca Cívica y serán la mecha para otra ronda de fusiones.