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El baile de la prensa levanta polémica

Polémica en Alemania por coincidir una gala con el aniversario de la "noche de los cristales rotos"

 

 

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El democristiano Günther Oettinger, primer ministro de Baden-Wüttenberg, ha vuelto a irritar a la comunidad judía alemana después de que elogiara en abril al fallecido ex juez de la Marina nazi Hans Filbinger.

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Oettinger volvió a saltar a los titulares ayer porque insiste en auspiciar un baile caritativo de gala para la prensa regional que se iba a celebrar precisamente el 9 de noviembre, aniversario de los pogromos y quemas de sinagogas que se desataron esa "noche de los cristales rotos" de 1938 en toda Alemania.

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La organización cedió y aceptó a instancias de Oettinger transformar la fiesta en una gala sin baile. Actuarán artistas de variedades, un grupo de flamenco y otro de pop, pero nada de bailar. Cuando el mismo evento coincidió con ese día en 1990, la comunidad judía se conformó con la explicación de que el 9 de noviembre también es el aniversario de la caída del Muro de Berlín.

Pero las cosas han cambiado y Oettinger es sospechoso de interpretar la historia a su manera. Para el secretario general de la principal organización de la comunidad judía alemana, Stephan Kramer, la actitud de Oettinger es "de mal gusto" y "concuerda con la tendencia general de andarse sin escrúpulos con fechas históricas", dijo a la agencia Dpa.

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Hans Filbinger había encabezado el gobierno regional hasta que dimitió en 1978 al descubrirse que había firmado sentencias de muerte bajo el régimen nazi. Cuando murió en abril pasado a los 93 años, Oettinger afirmó en el funeral que Filbinger no había sido un nazi, "sino un enemigo del régimen nazi".

No sólo molestó a la comunidad judía, sino incluso a políticos de su partido, la Unión Demócrata Cristiana de Angela Merkel. Oettinger tuvo que disculparse y se llevó una regañina pública de la canciller.

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"Soy y seguiré siendo patrocinador de este acto", afirmó ayer Oettinger en Stuttgart. Los organizadores de la gala informaron ayer de temen pérdidas financieras, porque un centenar de los 2.350 convocados ha devuelto su invitación porque no les parece bien que no se baile.

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