Ataque frontal a la credibilidad de la economía española
La agencia Standard & Poor's rebaja un grado la calificación de España, pero reconoce que el riesgo de impago sigue "en cero"
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La agencia de calificación de riesgos Standard & Poor's asestó ayer un duro golpe a la solvencia de la economía española. Sobre el papel, España descendió ayer sólo un escalón en su capacidad para afrontar pagos. En el imaginario colectivo de los mercados, España se ha precipitado escaleras abajo en la crisis de incertidumbre que afrontan varios países del euro, y se ha puesto en la primera línea de tiro de los especuladores. (Ver informe en PDF)
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S&P, primera agencia de calificación mundial, emitió ayer casi ocho minutos antes del cierre de la bolsa española un comunicado en el que anunciaba que bajo su criterio, España tiene una capacidad de hacer frente a sus compromisos de AA, frente al AA+ que ostentaba hasta el momento. Por así decirlo, pasó de notable alto a notable sin más, aunque ha dejado al país en perspectiva negativa a la espera de las medidas que se adopten.
Aunque AA sigue considerándose una calificación "excelente", según reiteró en rueda de prensa el coordinador del equipo de analistas para España de la agencia, Marko Mrsnik, la maniobra hizo polvo la imagen del país frente a los inversores internacionales. En los minutos que restaron de cotización, el Ibex cedió alrededor un 1,68% de su valor, lo que unido a las pérdidas arrastradas durante toda la sesión, saldó la jornada de bolsa con una caída del 3%. No hubo tiempo para más, aunque hoy se espera que haya más recortes en los mercados, en especial en renta fija.
La acción de S&P supone una degradación mínima dentro de su escala y deja a España en un riesgo de "impago cero", pero se amplificó por la secuencia temporal de los acontecimientos. El martes degradó a Grecia a la altura de bono basura y llevó a la zona de peligro el aprobado en solvencia del que aún goza Portugal.
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Sin embargo, los propios analistas de la agencia recordaron que España "tiene diferencias importantes con Grecia y Portugal" y aseguraron que habían tomado la decisión independientemente del impacto que pudiera tener en los mercados.
Las dudas de los analistas nacen por las diferentes previsiones sobre la evolución de la economía española en el medio plazo
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De hecho, S&P no pone en ningún momento en duda la solvencia española, sino su capacidad para cumplir el plan de estabilidad presupuestaria que ha presentado a Bruselas, así como la posibilidad de que el país consiga rebajar su déficit al 3% para 2013.
Las dudas de los analistas nacen por las diferentes previsiones sobre la evolución de la economía española en el medio plazo. Los expertos de S&P esperan que en los próximos seis años, España crezca de media un 0,7% anual, frente a su anterior estimación de un 1% anual. Este bajo crecimiento afectará, según la agencia, a las previsiones de ingresos y prolongará el déficit y los costes de financiación, lo que se convertirá "en el pez que se muerde la cola".
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En el corto plazo, también discrepa de las cifras del Gobierno. Aunque Mrsnik asume que España sí cumplirá este año su objetivo de déficit 9,8%, cree que la alta tasa de paro (un 21% para 2010) y las "presiones para mantener o elevar el gasto" pueden desviar los planes del Gobierno. Hasta 2013, S&P prevé que el PIB español crezca un 0,6% anual, mientras que el Gobierno habla de un 1,9% .
La agencia achaca a la combinación de un "rígido mercado laboral, baja capacidad exportadora y alto endeudamiento del sector privado", su pobre crecimiento en los próximos años, que además tendrá que capear con una probable subida de los tipos de interés en 2010 y 2011. Por eso esperan que el Gobierno tome "medidas adicionales" para evitar un mayor "debilitamiento presupuestario".
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La agencia reconoció no tener en cuenta los efectos sobre los costes de financiación de su decisión, que en cierta forma retroalimentan el agujero del déficit. Ayer, el mercado de renta fija apenas tuvo margen de maniobra y el rendimiento del bono español a diez años se quedó en un 4,1% anual.
Hoy será una jornada decisiva e imprevisible en las bolsas. Los expertos recuerdan que los inversores actúan por adelantado (por descontado en la jerga bursátil) y con el fuerte varapalo propinado al Ibex el martes (cuando cayó más de un 4%), el mercado ya había anticipado en parte lo sucedido ayer. Por eso, mañana puede ser el turno de los otros países en que no ha habido cambios de rating recientes como Italia (que ya tiene peor nota), Reino Unido o Bélgica, que pueden ser las próximas presas de los especuladores.
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¿Qué es el ‘rating’?
Es la nota que se da a las emisiones de deuda de un país o una empresa. El ‘rating’ valora las posibilidades que existen de que suspenda pagos y no devuelva su dinero a los inversores.
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¿Cuál es el efecto de la bajada?
El Estado español tendrá que ofrecer a partir de ahora más rentabilidad para que los inversores accedan a comprar las letras y bonos del Tesoro. Una nota peor implica que existe más riesgo de impago, con lo que hay que pagar más para atraer la misma financiación.
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¿Cómo afecta al ciudadano?
Si el Estado tiene que pagar más intereses, deberá hacer un mayor ajuste de sus gastos, es decir, tendrá que ahorrar en los servicios que presta a los ciudadanos.
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¿Y a los bancos y las empresas?
También les afecta, porque el ‘rating’ de la deuda corporativa está de alguna forma ligado al del Estado. En general, tendrán que pagar más cara su financiación y es previsible que encarezcan los precios a sus clientes. Es probable que su cotización bursátil resulte castigada.
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¿Influye en el déficit?
Sí, mucho. El Estado tendrá que hacer un esfuerzo mayor para reducir el déficit público, su gran problema en este momento. Los mayores gastos en intereses engrosarán el déficit. Eso le obligará a ser más ambicioso en las reformas del mercado laboral o las pensiones.