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La aspirante aprieta los dientes

La ministra gala exhibe su condición de "mujer" para dirigir el FMI

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La ministra francesa de Economía, Christine Lagarde, oficializó ayer su candidatura para dirigir el Fondo Monetario Internacional (FMI) tras la caída estrepitosa de su predecesor, el también galo Dominique Strauss-Kahn. Lagarde afirmó que "no es la candidata de los bancos y del sistema" y prometió aportar su experiencia "de abogada, de dirigente de empresa y de ministra", puestos desde los que se ha dedicado a "la desregulación", como ayer le reprochó el portavoz del PS francés, Benoit Hamon. Lagarde recordó que su condición de "mujer" la convertiría en una primicia al frente del Fondo, como lo fue en las reuniones de ministros de Economía del G-8.

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La opción Lagarde, criticada por los países emergentes (ven obsoleta la tradición de que un europeo dirija el FMI) no está vacía de contenido en el actual debate europeo. La ministra aprovechó para señalar, respecto a la crítica situación de Grecia, que se opone a una reestructuración de la deuda soberana de ese país, una opción que gana adeptos en la UE y que cargaría el coste tanto al Estado como a los banqueros. Ella es partidaria de seguir con los planes de rigor, llamados rescates, y el sistema actual.

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"Aprieta los dientes y sonríe". Esta instrucción, que le repetía machaconamente su entrenador de natación sincronizada cuando era adolescente, es la que aplica en la vida Christine Lagarde, parisina de 55 años. Invariablemente coronada por su peinado rígido canoso y rodeada por sus collares de perlas, lleva en sí un doble estilo inédito en Francia para un ministro de Economía: no sale de las más altas escuelas de la élite y ha pasado la mayoría de su carrera como abogada de negocios, para el despacho multinacional norteamericano Baker&Mackenzie, conocido en el mundo de los negocios como "el McDonald's de los gabinetes", porque negocia en todo el mundo con la misma fórmula. Bajo su dirección, Baker&Mackenzie se ocupó, por ejemplo, de la "reducción de la mano de obra en Japón" o de las "oportunidades de la reforma laboral en México".

En Francia, tiene una espada de Damocles colgando. Por consejo del fiscal del Tribunal de Cuentas y por orden del fiscal de la Corte de Casación, la Corte de Justicia de la República está investigando si cometió presuntos delitos al confiar a una corte de arbitraje una decisión que podía pasar por la Justicia ordinaria. El beneficiario del arbitraje de 2008, con unos 380 millones y en detrimento del Estado, fue un hombre de negocios, el polémico BernardTapie, que había apoyado a Nicolas Sarkozy en las presidenciales de 2007.

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