El arte nómada de Muntadas recibe el Premio Velázquez
El artista más influyente de los nuevos medios logra el galardón por la relevancia de toda su obra pasada y presente
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El nuevo Premio Velázquez trabaja en los aviones. De lado a lado del mundo, entre talleres y alumnos que esperan su entrega y sus reflexiones. La agenda de Antoni Muntadas (Barcelona, 1942) es pura samba, con dos puntos de referencia: Nueva York y Barcelona. De hecho, la llamada de la Ministra de Cultura le pilló en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), donde da clases en la actualidad. "La enseñanza es muy importante en su trabajo. De hecho, no concibe una cosa sin la otra", reconoce Manuel Borja-Villel, director del Museo Nacional Reina Sofía.
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Trabaja allá donde llega y sus conocidos le describen como un artista nómada, completamente informado y atento a todo lo que le rodea. No en vano entre las etiquetas que se le han echado encima para tratar de colocarle en algún sitio, en el que él nunca se ha sentido cómodo, siempre han hecho referencia al vídeo y al Net-Art. Sin embargo, en lo único que ha insistido este artista desde que comenzara su carrera en los años setenta es precisamente en desmarcarse de todo género.
"Es un artista sin clasificación. A diferencia del artista romántico, atado a una disciplina concreta, los creadores que trabajan la estética de la recepción no tienen géneros", reconoce Borja-Villel. Cuando habla de "estética de la recepción" se refiere al camino que abrió el propio Muntadas con sus trabajos en los que reflexionaba sobre la relación entre receptor y emisor. Si las Vanguardias quisieron cambiar el mundo de espaldas al público, artistas como Muntadas mantienen en el origen de sus intereses la recepción del ciudadano actual en un mundo que le amenaza, le tienta, le invita, le agrede, le provoca, le desprecia
Si el anterior Premio Velázquez de las Artes Plásticas Cildo Meireles afirmó al recoger el galardón que "el arte es una especie de inutilidad indispensable", el trabajo de Muntadas podría definir el arte como el medio en consonancia con las preocupaciones de nuestros días. "Acude a diferentes técnicas según el sentido de cada obra. Es un artista muy experimental y asombra la gran variedad de recursos", reconocía ayer el crítico de arte Simón Marchán Fiz, que formó parte del Jurado. Según Marchán el premio es justo tanto por la amplia trayectoria de Muntadas, como por la vigencia que ha conseguido mantener en la actualidad. Y subraya: "La relevancia de toda su obra pasada y presente".
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Antoni Muntadas entiende el arte como la obra abierta a todas las interpretaciones posibles. "En el fondo es una llamada a preguntarse por cómo leemos las imágenes", reconocía el propio artista en su última visita a Madrid, por la inauguración de la exposición en galería La Fábrica, con las series Situaciones y Rejas / Fences, que con motivo del premio se ha prorrogado una semana más, hasta el 23 de mayo.
Bartomeu Marí, director del MACBA, quiere destacar la aportación de Muntadas por su "dilatada carrera y por la ampliación del vocabulario de los nuevos medios". Reconoce que el artista ha trabajado desde "muy pronto con y sobre los medios de comunicación y la conciencia de lo público". Añade la importancia de su labor como docente. Precisamente, a la artista Mireia Sentís le gustaría destacar de Muntadas su personalidad, porque "es un profesor es el profesor más generoso que he conocido".
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Aunque Muntadas se trasladó en 1971 a Nueva York sus frecuentes visitas a España le han permitido jugar un papel clave dentro del arte español contemporáneo. Las huellas entre los más jóvenes se reconocen en artistas como Daniel Andújar, Pedro G. Romero y Marcelo Expósito. Su galerista Efraín Bernal aclara que en cada uno de sus proyectos "aporta una perspectiva crítica y global a la situación local con la que se enfrenta".