El apetito del campeón
La derrota ante los Celtics en 2008 alimentó el deseo de los Lakers por su 15ª corona. El título coloca a Phil Jackson como técnico más laureado y aleja de Kobe Bryant la sombra de Shaq
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"Es la misma sensación que la de ese día en el que tienes una gran comida familiar y te quitan el desayuno para llegar a la cita con todo el apetito que puedas. Los Celtics nos arrebataron el desayunoen 2008: hemos llegado a esta final con muchísima hambre", dijo hace unos días Derek Fisher.
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Para los Lakers, perder una final ante Boston fue un agravio doble. Además, la derrota por 39 puntos en el partido decisivo de la final del año pasado resultó una humillación para la franquicia. Esa negatividad se recicló en energía positiva para la temporada que comenzó en noviembre. Finaliza con el título, el 15º en la historia angelina, aún dos por debajo de sus rivales bostonianos.
Los especialistas dudaban de que los Lakers lo pudieran conseguir si no mejoraban el trabajo bajo su propia canasta. Phil Jackson hizo movimientos en su organigrama para que Rambis se dedicara casi en exclusiva a trabajar en la defensa. Los primeros dividendos llegaron en Navidad.
Hubo también cambios en el quinteto inicial. La recuperación de Bynum arrastró a Lamar Odom al banquillo. La relación entre el ala-pívot y Jacksones tan delicada como el cristal. La temporada comenzó en medio de una tormenta entre ambos que se fue calmando con el paso de los meses. Pero todavía hacía falta más, el traspaso que envió a Radmanovic a Charlotte abrió la titularidad para Ariza. Su aparición elevó el nivel defensivo del equipo y concedió un arma en ataque clave en los dos últimos encuentros.
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Lo que no hubo manera de extirpar fue la tendencia al suicidio colectivo, a desaparecer del partido sin motivo, a despilfarrar ventajas notables. La prensa zurró con fuerza esta actitud de los Lakers que no se fue hasta el quinto partido de la final de conferencia ante Denver. Los Lakers eran favoritos al anillo, pero siempre con un asterisco.
A Phil Jackson le preguntaban hace unos días: ¿será el mejor entrenador de la historia si gana el décimo anillo?. "No es un lugar al que me dirijo", dijo tajante el técnico. Sólo él ha capturado 10 anillos en el banquillo. Ha superado los nueve que consiguió Red Auberbach en los Celtics.
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Su palmarés no le ha librado de las críticas, de cierta indolencia y pasotismo a la hora de dirigir los partidos. "Phil ha jugado el papel de padre como nunca lo había hecho en otra temporada, analiza de manera sosegada las situaciones, da la instrucciones con un tono mesurado". Jackson es de los que llega a los partidos con casi todo dicho, escucha más que habla. Con ese silbido que le enseñó su hermano mayor para llamar a su perro, se comunica cuando hay que ajustar algo en pista.
Kobe Bryant ha conseguido su cuarto título de campeón de la NBA, el primero sin la compañía de Shaquille ONeal. Esta vieja batalla de egos llega ahora a un curioso empate. Ganaron tres anillos juntos y otro tras el divorcio. Tanto monta, monta tanto. El escolta desactiva ese reproche de la imposibilidad de ganar títulos sin el tutelaje del gran Shaq. "No volveré a oír nunca más esas críticas idiotas", dijo ayer.
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Diez anillos Phil Jackson, cuatro Bryant, uno Gasol... Y 15 la franquicia. Sus seguidores lo celebraron ruidosamente por las calles de Los Ángeles. Encendieron hogueras, causaron destrozos y se enfrentaron a la Policía. Hubo 25 detenidos.