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La "Antígona" de Sófocles, con Blanca Portillo, entusiasma en el Festival de Mérida

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El peor mal del hombre es la imprudencia sostiene Sófocles en la "Antígona" que ha triunfado esta noche en el Festival de Mérida y en la que su directora, Blanca Portillo, ha interpretado a Tiresias. "No hay que decir lo primero que a uno se le viene a la boca porque, si no, la cagas", ha dicho después.

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La obra, ovacionada con el público puesto en pie, es la última de la LVII edición del Festival, que Portillo y su codirectora, Chusa Martín, tienen intención de abandonar una vez que éste finalice a causa, entre otras razones, de las divergencias con el Gobierno del PP en la Junta y en el Ayuntamiento por asuntos como la retirada de una foto del actor Asier Etxeandía caracterizado de Jesucristo.

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Su personaje en esta versión, que ha dirigido el mexicano Mauricio García Lozano, dice "hay que mantener la lengua más callada y pensar mejor", una advertencia que ella dice disfrazada como el hechicero Tiresias, con la que se siente plenamente identificada.

"Hay que estar más callado y pensar dos veces las cosas. Yo también pienso mucho lo que digo", ha subrayado al concluir la función.

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Estaba "muy satisfecha" con su papel, que le ofreció García Lozano y por el que no cobra, porque es "un regalo" para el Festival, e "ilusionada" al ver puesto al público en pie en un teatro en el que ella actuó por primera vez como "chica del coro 212": "no hay que tenerle miedo a este teatro y ser a la vez humilde", ha añadido.

El director flotaba "feliz" y nervioso "como una hoja al viento" ante la reacción del público a su "ética y estética" visión, que han protagonizado Marta Etura, en el papel de Antígona, y Antonio Gil en el de Creonte.

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Esta "experiencia espiritual que saca su fuerza de los opuestos", y que explora el valor de los coros -20 adultos y 7 niñas-, puso al borde las lágrimas al mexicano cuando vio el teatro, con el que siento una inmediata conexión "religiosa".

"Ver a todo el teatro de pie -ha dicho- ha sido una sensación de potencia indescriptible. Dan ganas de volar y vértigo", ha subrayado el director, al que le encantaría después de su primera experiencia con el teatro grecolatino "especializarse" en él porque son obras "para siempre".

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También les ha parecido "extraordinaria" la experiencia a Etura y a Gil, que confesaba que aún no se había bajado de las nubes.

Para el actor extremeño ha sido su "primera vez" en Mérida -trabaja habitualmente fuera de España, a las órdenes de directores como Peter Brook- y le gustan experiencias como ésta, de "teatro efímero", ya que es un montaje que tras las 16 funciones que se podrán ver hasta el 28 de agosto no volverá a representarse.

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Esta "Antígona" pone de relieve los cinco conflictos de la naturaleza humana, es decir, jóvenes contra viejos, vivos contra muertos, mujeres contra hombres, individuos contra sociedad, dioses contra humanos

Con su "no" telúrico, Antígona se erige contra todo y contra todos haciendo un viaje hacia la luz que a su paso dinamita todo y a todos en un paisaje después de la batalla, en el que la guerra fraticida traspasa la acción y la peste de los cadáveres aumenta sin parar.

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Símbolos como el agua, presente en una suerte de alberca ante el escenario, una de las pocas veces que se ha visto este elemento en las ruinas, y las cenizas guían los conflictos universales de esta versión, con dramaturgia de Ernesto Caballero y en la que también actúa María Botto.

El público, entre el que estaba un aclamado Pepe Viyuela y Emma Suárez, que mañana representará "Calpurnia", no ha cesado de abanicarse en la hora y media de representación ya que la temperatura no ha bajado en ningún momento de los 30 grados.

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