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Animación de culto y un nuevo Terminator luchan en las salas

Audrey Tautou se desencasilla interpretando a la mala de las malas en el mundo de la moda y una prometedora cinta animada le hará la competencia a un Terminator que resucita con tintes de videojuego

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LOS MUNDOS DE CORALINE, por Rubén Romero

La historia de Coraline, escrita por el sobrevalorado Neil Gaiman, es, como la de tantas otras narraciones supuestamente infantiles, la historia de la ‘Alicia' de Lewis Carroll: niña necesitada de atención parental visita un mundo maravilloso que acaba siendo una pesadilla. El encargado de adaptarla es Henry Selick director en la sombra de Pesadilla antes de Navidad (1993), que quedó en la memoria como una obra de su guionista, Tim Burton. Si os gustó aquélla, no podéis perderos ésta. Coraline es cine de vanguardia, es cine de terror, es una maravilla de las que rara vez pueden admirarse en un pantalla.

COMENTARIO

Henry Selick viene de un mundo raro. Una región de la que hemos oído hablar, pero que rara vez visitamos: del planeta ‘stop motion', de la animación de marionetas fotograma a fotograma. Como todo foráneo, tiene valores diferentes: la imagen del éxito animado no es la del Hollywood computerizado con los rostros de Steven Spielberg y su DreamWorks, ni Steve Jobs y su Pixar.

Para Selick lo sublime está más cerca de la labor de artesanos checos de la animación como Jiri Trnka o Jan Svankmajer (la influencia de la ‘Alicia' de este último es obvia), de los que aprendió a que no hay nieve más fría que la hecha con pegamento y bicarbonato, ni flores más fragantes que las que tienen en su interior una pelota de ping pong. Por eso sorprende todavía más que, de este residuo romántico de la época pre chip, surja la propuesta más interesante del supuesto cine del futuro.

Ya hemos sufrido lo suficiente el nuevo revival del 3D como para sacar nuestras conclusiones: su empleo suele ser irrelevante, vacuo y caprichoso. Se utiliza por la misma razón que en una época se popularizó ese crimen contra la humanidad que es el gotelé: está de moda. En manos de este artesano, sin embargo, alcanza el estatus de figura del lenguaje cinematográfico.

Selick emplea los recursos del 3D sobre todo en el universo irreal, poblado por fantasmas, insectos y personajes surrealistas, sumergiendo al espectador en una claustrofobia que la convierte en el filme de terror más logrado de los últimos tiempos. He ahí otro problema surgido de la condición de extranjero de Selick: a los niños no se les protege con paños calientes. No se entiende la educación emocional al margen del miedo, como sabían los Grimm o el primer Disney. En nuestro mundo, las pesadillas policromadas para niños cotizan a la baja. 

LA ANÉCDOTA

Como todo lo que toca el autor Neil Gaiman, icono de la nueva estética neogótica, ‘Coraline' es una obra de culto. Gracias al impulso del filme de Henry Selick incluso se ha convertido en un musical de Broadway. Y no un musical cualquiera: el encargado de ponerle corcheas y teatralidad a la cosa ha sido el siempre muy divino de la muerte Stephin Merritt, líder de los grupos ‘indies' The Magnetic Fields o The 6ths. Las primeras críticas del espectáculo no salvan ni al apuntador. En la película, se agradece que la banda sonora sea de Bruno Coulais y no de Danny Elfman, ubicuo y repetitivo compositor de este tipo de producciones... y  más aún que se desestimara la idea original de Neil Gaiman: que la música fuera creada por la banda de power pop They Might Be Giants. Eso sí que habría dado miedo. 

COCO, por Guillaume Fourmont

Otro ‘biopic' perfecto para un día de verano, después de la playa. La película narra la vida de Coco antes de convertirse en Chanel; la directora, Anne Fontaine, cuida la imagen, como era el diseño de la famosa modista, sin convertir el filme en un desfile. Menos mal, porque si no, se hubiera hecho sentir aún más largo de lo que es. 

EL REPARTO

Desde que se le pega la imagen de Amélie, Audrey Tautou es considerada una mujer sensible, sencilla. Y respecta esta imagen aquí, aunque interpreta a la perfección la ambigua personalidad de Coco Chanel. Pero la verdadero actor es Benoît Poelvoorde, un cómico que levanta la película. 

TERMINATOR SALVATION, por Jesús Rocamora

La olvidable ‘Terminator 3' se limitaba a repetir, prácticamente plano a plano, los momentazos de la muy superior ‘Terminator 2' (que a su vez quitó el envoltorio cutre de cinta de videoclub al original). Lo mejor de ‘Salvation' es que su historia no te la sabes desde el principio. Es un nuevo comienzo, una nueva esperanza. 

LOS EFECTOS

La marca ‘Terminator' está vinculada irremediablemente a los FX y ‘Salvation' no es una excepción. Sus tonos ocres y el escenario posapocalípitico sirven de hábitat para el mayor despliegue de ‘animatronics' y ‘Terminators' de la historia. Parte película, parte videojuego, parte homenaje. Puro exceso. 

STILL WALKING, por Eulàlia Iglesias

Yasujiro Ozu es la referencia inevitable a la hora de situar ‘Still Walking' de HIROKAZU KOREEDA. Pero el cineasta va más allá del simple homenaje y dota de alma propia a su película, un filme de apariencia plácida pero preñado de tormentas subterráneas que deja poso hasta mucho tiempo después de su visión.  

EL DIRECTOR

La ausencia y la memoria son los temas habituales de Hirokazu Koreeda, como evidencia en ‘After Life' (1998), ‘Distance' (2001) y ‘Nadie sabe' (2004). Pero también ha probado otros estilos, del cine de samuráis en ‘Hana' (2006) a la fábula hinchable en ‘Air Doll', su nueva (y fallida) película vista en Cannes.

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