Los aliados del PSOE venden caro su apoyo al Presupuesto
PP y CiU mantienen su oposición frontal a las cuentas del Estado para 2010
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En la víspera de que los Presupuestos para 2010 lleguen al Congreso, los posibles aliados del Gobierno continuaron ayer con el pulso que marca siempre las últimas semanas de negociación. Con la crisis galopando y una reforma fiscal que no acaba de contentar a nadie, el precio de cada uno de los siete votos que necesita el Ejecutivo para sacar adelante las cuentas seguía creciendo. Nadie parece dispuesto a sustentar al Gobierno sin que pase antes por caja.
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Quién mas claro marcó su precio fue el presidente del PNV, Iñigo Urkullu. Sus seis diputados bastarían para colocar el proyecto al borde de la mayoría absoluta. Pero antes, aclaró, habrá que pasar por "tres estaciones previas": el blindaje del concierto vasco, la devolución de 465 millones de euros de IVA a Álava y "transparencia" en las transferencias acordadas entre Vitoria y Madrid.
Algo más lejano parece el acuerdo con los tres diputados de ERC, pese a la reforma de la financiación autonómica y al gesto de Rodríguez Zapatero, que recibirá hoy a su portavoz, Joan Ridao, en el Palacio de la Moncloa. El dirigente independentista aseguró estar "muy decepcionado" con el Presupuesto y "más cerca del no que del sí".
Ridao, sin embargo, se mostró pragmático y aclaró que sería "irresponsable" no aprovechar la debilidad del PSOE para cerrar temas pendientes de la carpeta catalana. De hecho, varias de sus exigencias, como la gestión del Prat o la recepción de TV3 en el País Valenciano, poco tienen que ver con los Presupuestos. Aunque el acuerdo de financiación ha mejorado el clima "y el contador está a cero", Ridao avisó que no le debe "absolutamente nada" a Zapatero.
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También el voto de Joan Herrera, de ICV, parece encarecerse después de que ayer amagara con la enmienda de devolución, tras poner el grito en el cielo por las reformas fiscales. Hasta el único diputado de UPN, aliado prácticamente seguro a cambio del apoyo socialista en Navarra, ensayó un tímido rechazo. Carlos Salvador aclaró que a su partido "no le gusta la música" de las Cuentas, pero esperará a "conocer la letra" para decidir su voto.
Menos dudas caben sobre la postura que mantendrán el PP y CiU durante el debate. La reunión que mantuvo ayer la vicepresidenta segunda, Elena Salgado, con el equipo económico del PP no sirvió para mover un ápice las posiciones. No hubo ni siquiera negociación. Mientras que la titular de Economía se limitó a informar al PP sobre el texto que presentará hoy en la Cámara Baja, el conservador Cristóbal Montoro le reiteró el rechazo de su partido al incremento fiscal y su apuesta por una mayor austeridad en el gasto.
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También CiU mantiene su total oposición a las líneas generales presupuestarias. Su portavoz adjunto en el Congreso, Josep Sánchez Llibre, las tachó incluso de "las peores de la democracia", unas cuentas con "pies de plomo". El diputado sostuvo que la subida de impuestos recaerá de forma singular "sobre las clases medias". Unas horas más tarde, su jefe de filas, Josep Antoni Duran Lleida se despachaba a gusto en el Círculo de La Caixa contra la política económica de Zapatero, que considera contagiada por el "populismo, y el carácter veleta y demagógico" del presidente.