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Los afectados por el ERE de ABB Galindo se quedan en pelotas

Denuncian con un vídeo a lo 'Full Monty' que los despidos anunciados en la división Power Products suponen, a su juicio, un "cierre encubierto" de la planta vizcaína

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No han perdido la vergüenza ni la dignidad, apenas la ropa. Después de tomar las calles, han decidido quitársela para que su queja también encuentre eco en Internet.

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Son currantes de una empresa de la margen izquierda del Nervión sobre la que pende un ERE que se llevará por delante, según ellos, a siete de cada diez compañeros, de ahí el recurso al despelote, en plan Full Monty.

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"Los despidos esconden un cierre encubierto", denuncia la plantilla de ABB en la localidad vizcaína de Trapagaran, que echa un ojo a las cuentas y no le encuentra sentido al tijeretazo. "Ha obtenido más de 30 millones de euros de beneficios en tres años", explica Jorge Marcos, miembro del comité de empresa. "No entendemos que una compañía que también ha batido el récord de facturación deje a toda la línea de producción en la calle", reitera.

Público trató de hablar con la dirección de ABB para cotejar las cifras, pero no fue posible. En un comunicado del pasado 25 de mayo, argumentaba que la "reorganización" tenía como objetivo "mejorar la viabilidad" de la división Power Products ante las "difíciles condiciones actuales del mercado". Como consecuencia, añadía la nota, la empresa reducirá su plantilla en "147 empleados pertenecientes a seis centros de trabajo". Los trabajadores, en cambio, hablan de 280 bajas en España, 180 de ellas en el barrio de Galindo, donde se asienta desde hace décadas "uno de los motores de la industria vizcaína", antaño sede de General Eléctrica. "Lo que hacen es cargarse la línea de producción de transformadores y deslocalizarla a países de bajo coste, como Turquía", cree Marcos.

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El vídeo, por lo que se ve, es cosa seria, aunque hayan recurrido al manido desnudo coral, objeto de calendario solidario, para llamar la atención. La producción, eso sí, es notable, por no hablar de la interpretación de los actores de turno. "Me gusta el audiovisual y, antes de grabarlo, ya había hecho mis pinitos", confiesa Karlos, obrero de taller y editor del vídeo, que reconoce que hubo que llevar de la mano a algún actor hasta el set de rodaje, puesto que los voluntarios habían cubierto sólo el 50% del reparto.

 

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"Hubo que animar al resto, sobre todo a algún reticente, pero la mayoría estaba entusiasmada", recuerda el responsable de la edición, contento con la repercusión que está teniendo la cinta, cuya banda sonora es el YMCA de The Village People. "Era lo que buscábamos". La idea fue suya y de un compañero, pero tuvo que ser aprobada en asamblea para llevarla a cabo. La luz verde de la mayoría dio paso a los focos, instalados en el taller de un colega. "Yo iba a ayudar con la cámara, pero ante la falta de personal me vi obligado a desnudarme", reconoce Igor, también currante, también actor. "Un calimocho y unas cervezas para desinhibirnos y nos pusimos manos a la obra. Fue una forma de quitarnos la angustia que nos está provocando el ERE y de hacer reír a la gente", confiesa.

Jonathan lo corrobora. "Estábamos muy cortados, pero luego nos animamos", apunta este operario de la sección de montaje, "el de los tatuajes de la izquierda", matiza. "Al principio, fue un poco en broma, pero luego cogió forma, escogiendo a empleados de todas las edades para dar a conocer los diferentes casos que hay en la fábrica", explica, ufano. "Como somos muchos y cada uno tiene sus aficiones (vídeo, fotografía, música...), todo quedó muy bien, porque había muchas cabezas pensantes".

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Idea, visto bueno, un par de tragos, rodaje, edición y pase especial para ABB Galindo, cuyos trabajadores fueron los únicos que participaron en la iniciativa, que no requirió colaboración externa. "No vieron el vídeo hasta hace unos días. Estábamos todos juntos y el aplauso final reflejó que les había gustado", asegura el editor. Igualmente satisfecho con el resultado, Jonathan no se queda en la superficie y recuerda que, tras el destape inicial, hay imágenes "serias" que muestran sus reivindicaciones en la calle. Así, durante una marcha de protesta, un cartel ilustrado con el rostro de un bebé reza: ABB despide a mi padre, ¿cómo pagará mi comida? "El año pasado hicieron una criba bastante maja", explica, mientras rememora un "ERE encubierto de 88 trabajadores".

Ahora vuelve a cabriolar la guadaña del despido en el barrio de Galindo, que volverá a dejar a más trabajadores con el culo al aire. "Vergüenza, ninguna", garantiza Jonathan. "¿Cuánta vergüenza te puede quedar cuando llevas años trabajando y te dejan en el paro?". 

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- Entrevista con el comité de empresa: "Están desmantelando la industria vizcaína"

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