Adanowsky dice que disfruta con "el arte bruto, sincero y poético"
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Adan Jodorowsky no ha seguido los polifacéticos pasos artísticos de su padre, el escritor, cineasta, tarotólogo y psicomago Alejandro Jodorowsky. Él, bajo el nombre de Adanowsky, se dedica a la música, con una propuesta que bebe del rock y del humor irreverente del cabaré y que ahora presenta en España.
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"Me encanta el arte bruto, sincero y poético", explica, en una entrevista con Efe, Adanowsky, una identidad que adoptó en una ceremonia con un curandero mexicano, como no podía ser menos siendo hijo de Alejandro Jodorowsky, para despistar al público.
"Como Adan Jodorowsky se llenaban las salas y no sabía si era por mí o por mi apellido, así que decidí cambiar de nombre, con una contracción que no es un abandono del anterior", apunta.
Eso fue hace unos años en París, donde ha crecido y donde inició su carrera musical este músico de 27 años. Allí, después de formar parte del grupo de punk rock Hell Boy y de ser bajista de varios artistas franceses, inició su carrera en solitario porque "quería brillar" y grabó su primer disco "Etoile Eternelle".
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Ahora ha traducido este álbum al español bajo el título de "El Ídolo", un disco que se publicará en España, México, Argentina, Chile y Uruguay en los próximos meses.
Pero antes de lanzar esta edición, la semana próxima, Adanowsky ofrecerá tres conciertos en España para presentar su proyecto musical -en la sala Bikini de Barcelona el lunes 17 de noviembre, en la sala Malandar de Sevilla el miércoles 19 y en la sala Taboo de Madrid el jueves 20- y otros en diversos países de Latinoamérica.
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En sus espectáculos, acompañado por la banda francesa Gush y que incluyen hasta ceremonias de vudú, Adanowsky se convierte en "el arquetipo de ídolo", un personaje de los setenta que "baila, brilla, besa a las muchachas y se burla de situaciones de la vida, de mí mismo, pero con una burla sincera, no ligera", con temas como "Estoy mal".
Cuenta que ha creado este personaje "para esconder mi timidez, porque yo era muy tímido y había que ser masoquista para cantar delante del público", así que se parapetó en un personaje de los años setenta: "siempre me gustó disfrazarme, todos tenemos una parte esquizofrénica y yo la he sacado a la luz".
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Claro que él ha tenido una biografía poco corriente: cuando sus padres se separaron él tenía ocho años y se fue a vivir con su padre, en una época en la que fue actor de la película "Santa Sangre", uno de los títulos más emblemáticos de Alejandro Jodorowsky.
"Mi padre decía que mi cuarto era mi universo, que podía hacer todo lo que yo quisiera en él, podía pegar mocos o mearme en las paredes. Lo que estaba haciendo era darme libertad para pensar", recuerda ahora Adanowsky, que, de niño, acompañaba a su padre a conferencias, lecturas de tarot o a visitas como la que hizo a la casa de George Harrison y en la que el ex beatle le enseñó a tocar sus primeros acordes de guitarra.
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"Todo en la vida me ha inspirado", asegura, mientras cuenta que en su casa tiene "más de 10.000 discos" y que "ir a ver en concierto a Tom Waits, a los Rolling Stones, a Marilyn Manson o a David Bowie" también ha sido un punto de referencia en su vida.
Cuando inició su carrera "los primeros años no me fue bien y se me bajó el ego, antes soñaba con ser una estrella tipo Elvis Presley, tenía delirios de grandeza y sufrí. Por eso ahora lo que hago es por el gusto de la creación, quiero exprimirme, hacer música y darla a la gente", cuenta mientras confiesa que él mismo ha producido sus conciertos en España.
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"Puedo quedarme pobre, pero quiero probar el contacto con el público en español", asegura mientras explica que con "El Idolo" ha emprendido una trilogía.
Isabel Laguna