La FIFA cambió su reglamento respecto a la acumulación de amarillas para reducir la posibilidad de que jugadores importantes se pierdan la final del Mundial de fútbol el 11 de julio.

El alemán Michael Ballack en 2002, el italiano Alessandro Costacurta en 1994 y el argentino Claudio Caniggia en 1990 son los principales ejemplos de algunos jugadores importantes que no han podido jugar la final de un Mundial al ser sancionados por acumulación de amonestaciones.

Para este torneo, el organismo que rige el fútbol mundial determinó que la sanción por acumulación de tarjetas amarillas no tenga vigencia a partir de la fase de grupos, en lugar de hacerlo tras los cuartos de final.

o una roja directa - en un partido de semifinales.

"La FIFA simplemente dijo que quiere dar a los mejores jugadores la posibilidad de jugar en la final", dijo el portavoz del organismo, Marius Schneider.

"El debate surgió cuando Ballack fue sancionado (en 2002)", agregó.

Los aficionados ingleses recuerdan muy bien la vieja norma debido a las lágrimas de Paul Gascoigne durante la semifinal de la edición de 1990.

Pese a que Inglaterra perdió finalmente contra Alemania en semifinales, Gascoigne lloró sobre el terreno de juego cuando recibió la tarjeta amarilla que lo habría dejado fuera de una hipotética final.

La norma sobre tarjetas rojas se mantiene sin cambios.

Una tarjeta roja acarrea como mínimo un partido de suspensión y posiblemente más si el comité de disciplina considera la infracción particularmente grave.

Por lo tanto, un jugador que haya recibido una tarjeta roja incluso antes de las semifinales podría perderse la final.

En general, los árbitros han sido elogiados por sus actuaciones en lo que llevamos de Mundial, aunque Alemania fue muy crítica con el colegiado que expulsó a Miroslav Klose en el partido contra Serbia.

Estados Unidos también criticó que el tercer gol anotado en el empate 2-2 contra Eslovenia fue legal y estuvo mal anulado por el árbitro.