La abstención, que no ha dejado de crecer en Argelia en los últimos años, es la principal incógnita de las elecciones presidenciales de mañana, jueves, en Argelia en las que el actual presidente, Abdelaziz Buteflika, parte como principal favorito a gran distancia de los otros cinco candidatos.

Los miembros del Gobierno y del entorno de Buteflika han realizado durante la campaña múltiples llamamientos a la participación y afirmaron hoy a pocas horas de que se abran las urnas que hay "signos" que indican que habrá una gran afluencia.

El ministro del Interior, Yazid Zerhuni, dijo que existen "indicadores interesantes" sobre la participación, entre los que citó "el interés particular de los ciudadanos para inscribirse correctamente" en las listas electorales y la afluencia "particularmente importante" de argelinos a los actos de la campaña.

En las presidenciales de 1999 el índice de participación fue del 60,25 por ciento y en las de 2004 de un 52 por ciento, mientras que en la última convocatoria electoral, las legislativas de 2007, sólo se alcanzó un 35,67 por ciento, siempre según los datos oficiales.

Una vez que nadie espera la derrota de Buteflika, tanto el candidato a la reelección como todos los representantes de su entorno se han esforzado los últimos días en intentar convencer a los ciudadanos para acudir a las urnas y destacaron la necesidad de una victoria con "amplio margen" y elevada participación.

El propio Buteflika ha instado a votar incluso contra él o en blanco y a no respaldar los llamamientos a la abstención realizados por dos de los principales partidos de oposición: el Frente de Fuerzas Socialistas (FFS) y la Agrupación por la Cultura y la Democracia (RCD), ambos mayoritarios en la conflictiva región de la Cabilia.

Respecto a la limpieza de los comicios y al eventual fraude que temen varias fuerzas opositoras, Zerhuni dijo que existen "todas las garantías" para un escrutinio transparente y afirmó que Argelia "está realmente avanzada" en este sentido en comparación con otros países con amplia experiencia electoral.

El ministro destacó "la posibilidad que tienen los candidatos de designar observadores" en los más de 47.000 colegios electorales repartidos a lo largo del país durante la votación y el escrutinio.

Los candidatos alternativos y los partidos de oposición no cuentan, sin embargo, con suficientes medios para poder controlar todos los colegios electorales y algunos como la secretaria general del Partido de los Trabajadores (PT), Louisa Hanoun, advirtieron hoy contra un posible "fraude" o una "operación de manipulación de las voces".

"Si las cosas se desarrollan con normalidad, nos encontraremos ante un cambio de nuestra historia. La manipulación de las voces podría generar una situación de problemas, ya que después del 9 de abril las cosas no serán nunca como antes", afirmó la única mujer al frente una fuerza política en Argelia.

Hanoun aseguró haber constatado un cambio en la población respecto a su interés por los comicios y espera también una alta participación mañana en las urnas.

Algo en lo que no coincide el secretario general del FFS, Karim Tabou, que prevé una "abstención aplastante" para "desenmascarar la recreación política" que suponen, a su juicio, las elecciones.

La Unión Africana (UA) ha enviado a Argel una misión de observación con cerca de un centenar de integrantes y la Liga Árabe y la Conferencia Islámica han desplazado también observadores.

La ONU sólo ha enviado una delegación de seguimiento e informe de tres personas, sin estatus de misión de observación, que no efectuará valoraciones sobre el desarrollo del proceso electoral.

Una misión de este tipo necesita la aprobación de la Asamblea General o el Consejo de Seguridad y no ha habido tiempo para ello porque la petición de las autoridades argelinas llegó tarde, según explicaron a EFE fuentes de Naciones Unidas.

Cerca de 160.000 policías, además de miles de efectivos de la Gendarmería Nacional, la Guardia Comunal y el Ejército se han desplegado por todo el país para controlar la seguridad durante las elecciones.

Las fuerzas de seguridad temen que la organización terrorista Al Qaeda para el Magreb Islámico (AQMI) aproveche el impacto mediático que le ofrece la jornada electoral para llevar a cabo un gran atentado.

Especialmente en la región de la Cabilia se han reforzado las medidas de seguridad, pero también en Argel, donde se han incrementado las decenas de controles a los que deben hacer frente diariamente los habitantes de la capital.