10.000 empleados del motor se juegan su futuro estos días
Negociaciones decisivas para el futuro de Opel en Figueruelas y de Renault en Valladolid
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Pendientes de cada movimiento. Así permanecen casi 10.000 trabajadores de Opel de Figueruelas (Zaragoza) y de Renault en Valladolid, cuyo futuro se decide en pocos días.
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Este viernes se celebra el consejo de administración de General Motors en EEUU para discutir la venta de la filial europea Opel a Magna y su socio ruso Sberbank o al inversor belga RHJ, filial de estadounidense Ripplewood. El futuro comprador decidirá la suerte de Figueruelas. Otra batalla se libra estos días en la planta de Renault en Valladolid. La firma francesa ha afirmado que podría cerrar la fábrica en 2011 si no es merecedora de un nuevo vehículo convencional. Para ello, en tres semanas quiere tener cerrada la negociación de un nuevo convenio con rebajas salariales y mayor flexibilidad laboral.
En Figueruelas todo es incertidumbre. Magna planea para Figueruelas un recorte de 3.500 de los 7.400 trabajadores directos de 2010 a 2012, según consta en la documentación del plan de viabilidad. También prevé trasladar la producción del Corsa de tres puertas de Figueruelas a la planta alemana de Eisenach. Es la opción menos favorable para la planta zaragozana. Sin embargo las autoridades alemanas la defienden a capa y espada, porque beneficia a sus plantas. Pero los norteamericanos no se acaban de decidir porque dudan de la conveniencia de ceder las patentes y la tecnología a los rusos. Además, RHJ abre la puerta a una posible recompra de Opel por parte de GM en el futuro.
"La propuesta de Magna afecta mucho a Figueruelas, sin contar los puestos indirectos", alerta el secretario federal de Automoción de la UGT, Rogelio Mena. GM debía decidirse en estas fechas, si bien el proceso se está alargando y da pie a especulaciones. Frente a las declaraciones del presidente del comité europeo de GM, Klaus Franz, sobre una decisión de GM favorable a Magna, que tuvo que desmentir la automovilística, coexisten rumores que apuntan a que la matriz atrasaría hasta después de las elecciones alemanas una resolución en favor de RHJ para no dañar a Merkel. El consejo de administración podría aclarar dudas.
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Mientras, la vuelta de las vacaciones de los 2.450 empleados de la planta de montaje de Renault en Valladolid no está siendo fácil. La dirección al más alto nivel ha iniciado estos días contactos con los sindicatos para elaborar un Plan de Empleo y Competitividad que debe estar listo en la tercera semana de septiembre para presentarlo como garantía para que París decida la adjudicación de un vehículo convencional. Sin el nuevo modelo no habrá trabajo en la fábrica. La firma gala exige que el convenio colectivo incluya reducción de los costes salariales y medidas de flexibilidad, unas medidas que inicialmente parecen muy "maximalistas".
"Debemos mantener la Europa del bienestar. No estamos dispuestos a aceptar la disminución de los salarios y el aumento de la jornada, como dice la CEOE", advierte Mena.
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Renault se había comprometido en el último convenio colectivo a que la planta de Valladolid sería destino preferente de un nuevo modelo. Pero con la crisis, Sarkozy quiere evitar despidos en las plantas francesas. Industria y la junta están ofreciendo ayudas económicas. España, sin centros de decisión, tiene de nuevo que luchar con uñas y dientes.