Al anfitrión del 41 congreso del PSOE, Juan Espadas, secretario general en Andalucía, le toca ahora poner su cargo en solfa. Una vez superado el Rubicón del federal, ya no habrá vuelta atrás.

El runrún sobre la conveniencia o no de que renueve su liderazgo, instalado en el partido desde hace tiempo, se comprobará ahora hasta dónde llega. El Congreso del PSOE de Andalucía, la mayor federación socialista, clave a la hora de recuperar el músculo electoral, será en los próximos meses, probablemente en febrero.

Este sábado, en el congreso este debate sobre estaba en todas las conversaciones de los cuadros andaluces, y más después del discurso que hizo Espadas, como presidente del congreso.

Era difícil encontrar a alguien que lo alabase, aunque sí había quien invitaba a respetarlo y a señalar algunos aspectos "interesantes", pero realmente sin señalarlos. Numerosos cuadros consideraron que Espadas desaprovechó la oportunidad.

"En todo caso, eso, este discurso no es decisivo" para su liderazgo o no, aseguran fuentes que conocen bien la dinámica del partido. Simplemente, sirve una vez más como runrún. A Espadas lo conocen ya en Andalucía. Su punto fuerte no es el mitin.

El escenario está completamente abierto y no se descarta ninguna solución. Ciertamente, a medida que se acerca la hora de la verdad, la prudencia toma las declaraciones. Cuadros y dirigentes se preparan para lo que viene. Poderosos líderes provinciales aguantan la respiración y emplazan a debatir a partir del lunes, una vez superado el federal.

A la espera del presidente

Todas las familias esperan a Sánchez. En Ferraz son bien conscientes de que el runrún es prácticamente general y va mucho más allá de un grupo de susanistas o de Luis Ángel Hierro, muy cómodo en el papel de agitador. El debate, asumen, recorre el partido de arriba abajo.

Las señales que emita Sánchez serán decisivas, según analizan estas fuentes. Aunque sectores de críticos tienen claro que de una manera o de otra, habrá una candidatura diferente a la de Espadas, numerosas fuentes indican a Público que lo conveniente sería algún tipo de entente entre las diferentes sensibilidades, con el aval de Ferraz o al menos con su aquiescencia o neutralidad: laissez faire.

El hecho es que, de momento, hasta ahora, solo una persona ha manifestado su intención de presentarse a las primarias: el propio Espadas. Las diferentes familias de críticos andan en eso, según las fuentes consultadas, en que alguien que sea capaz de aglutinar sensibilidades decida lanzarse a la piscina. Nombres sobre la mesa hay muchos, lo que es equivalente a ninguno.

Unas primarias a cara de perro llevarían a más división en el partido, analizan también algunos dirigentes, que prefieren algún pacto. "[Lo otro] lleva a peleas en las agrupaciones", aseguran. Valga una anécdota sucedida en una agrupación de Huelva en pasadas primarias: un militante del bando ganador se plantó con el coche en la sede para pitar a sus compañeros de agrupación, quienes habían perdido. "Solo le faltó levantar el dedo corazón".