sevilla
El 47 aniversario del 4D acontece en una Andalucía, de nuevo, dual, que arrastra graves problemas endémicos —bolsas de marginación y pobreza— de los que no termina nunca de salir. En el poder, el PP de Juan Manuel Moreno Bonilla, con gran habilidad política y con la inestimable ayuda de Alejandro Rojas Marcos, uno de los referentes históricos, ha colonizado en apenas seis años los símbolos andalucistas.
Lo emocional está, de nuevo, en la primera línea política. Hay mensajes que se dirigen directamente al sentimiento del votante. Al otro lado queda lo racional, la conciencia de saber que esas bolsas de miseria, lejos de reducirse, aumentan en un entorno en el que el Gobierno de la derecha profundiza en el recetario liberal. Andalucía ocupa hoy el vagón de cola de las Comunidades Autónomas, en términos de renta per cápita, según el INE.
Hasta un 37,5% de la población andaluza, 3,2 millones de personas, estaban en riesgo de pobreza y exclusión social en Andalucía en 2023, 174.000 personas más que el año anterior, según la Red de Lucha Contra la Pobreza y la Exclusión Social.
Esto lleva a una disociación política entre lo simbólico y lo real, entre el símbolo y la vida cotidiana. La derecha se apresta a colonizar lo inmaterial —hoy mismo Moreno firmó un convenio con la fundación Rojas Marcos en defensa del habla andaluza, tantas veces denostada— mientras no logra resolver los problemas con su recetario, lo que, en última instancia, termina por vaciar de contenido al símbolo.
"La única respuesta que puedo dar —afirma a Público la dramaturga Pilar Távora— ante un 4D es que la arbonaida [la bandera de Andalucía] se ha estado intentando vaciar de contenido desde la mismísima Constitución. Si no hubiera sido así en todos los años de democracia de distintos signos esta tierra no estaría en la situación actual".
"El espacio simbólico de lo andaluz —prosigue Távora— se colonizará mientras el pueblo andaluz siga sin consciencia de lo que es y lo que puede ser. No hubo nunca ningún partido estatal ni nacionalista no andaluz que haya movido un dedo por Andalucia en contra de sus propios intereses de partido", agrega Távora.
De esto modo analiza la situación el escritor y profesor de derecho civil en Córdoba, Antonio Manuel: "La gente joven andalucista, que forma parte de una generación nueva, no conoce la esperanza. La generación del 4D tuvo esperanza y después se desesperanzó. La actual ha nacido sin esperanza y sin garantías de que estudiando encuentre trabajo y si lo encuentra es fuera de Andalucía".
"Esta generación se agarra al 4D —agrega Antonio Manuel—. Hay mucha gente que se agarra a que si antes hubo un momento en que hubo esperanza, dice: 'quiero regresar a ese elemento'. Obedece a un elemento emocional. Ese espacio también lo ha ocupado Moreno Bonilla cuando crea el día de la bandera el 4D: de nuevo convierte en algo minoritario a quienes se agarran al andalucismo como bandera de solución".
El contexto en el que Antonio Manuel enmarca la idea es el siguiente: "En Andalucía y en el resto del mundo, hay una dicotomía entre una izquierda que no es capaz de proponer un mensaje de esperanza hacia el futuro y los mensajes ultras que venden inseguridad y ofrecen seguridades del pasado. La gente se agarra al mensaje ultra porque piensa que el futuro es descorazonador: no te preocupes, que vas a volver a un pasado seguro".
"En ese contexto de incertidumbre—continúa el escritor y profesor—, Moreno Bonilla aplica el principio de virgencita que me quede como estoy. Es un espacio político muy potente en Andalucía, que es el mismo que usó el PSOE: el de la seguridad, el aquí no está pasando nada. La ciudadanía se siente cómoda ahí".
"Los problemas estructurales siguen siendo los mismos. Van pasando los años en los barrios, y siguen sin solucionarse. Sin embargo, la gente, en ese estado, mientras eso sea así, bien. Y ese espacio político es muy importante. Y Moreno lo controla a la perfección. No genera ruido, y cuando lo hay, lo apaga", agrega Antonio Manuel.
Símbolos poderosos
Los símbolos de Andalucía son poderosos en la comunidad más poblada del país. El capital que acumula la bandera, remite a lo popular, a la construcción de una identidad desde la conciencia de una esperanza, de una idea de lucha contra la injusticia que conquistó, puede decirse, su autonomía en las calles el 4D de 1977.
Así, el último sondeo del Centro de Estudios Andaluces sobre identidad revela que lo que se le "viene a la cabeza" a la ciudadanía cuando se habla de la bandera de Andalucía es, por este orden, "el pueblo andaluz"; "la familia, raíces y recuerdos"; "Blas Infante [considerado padre de la patria andaluza, fusilado y uno de los aún desaparecidos tras el golpe fascista de 1936]"; "temas y personajes políticos", y "mi tierra".
Aquel 4 de diciembre salieron a la calle millones de personas para reclamar libertades y mejores condiciones materiales de vida a través del autogobierno para Andalucía. El 4D, siempre ha sido reivindicado por la izquierda, que este fin de semana celebró una manifestación en Málaga.
En esa ciudad fue asesinado en 1977 el sindicalista Manuel José García Caparrós. Sus hermanas, que mantienen viva la llama de su memoria con gran dignida, empaque y espíritu, acudieron este lunes a Madrid, al Congreso, de la mano de Toni Valero, diputado de Sumar y coordinador de IU en Andalucía, donde reclamaron que se le considere víctima de la represión política, de acuerdo con la Ley de Memoria Democrática.
El 4D, durante los años de esplendor socialista, fue ignorado prácticamente. El PSOE se centró en el 28F, la fecha del referéndum por el que Andalucía llega a constituirse como comunidad autónoma, como la efeméride clave. Hoy, según revela ese sondeo del Centro de Estudios Andaluces, el 67% no sabe qué se celebra el 4D.
Sin embargo, la identidad, la idea de lo andaluz, está muy arraigada. Esa misma encuesta revela que el 55,6% se ubica en el diez en una escala en el que cero es "nada andaluz" y diez es "muy andaluz". Solo el 5,4% se ubican por debajo del cinco.
La bandera de Andalucía aglutina incluso más simpatías que la de España. Así, el sondeo revela que el 88,9% de los andaluces se siente identificado o muy identificado con la bandera, por un 82,9% que dicen lo mismo de la española. Algo similar sucede con el himno andaluz y el español.
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